DA TRÍO: «‘INMERSIÓN NO BALEIRO CUÁNTICO’ ES PERSOAL, INTERIOR Y EXCLUSIVO A CADA OYENTE»

Compuesto por Narci Rodríguez en la voz y la guitarra, Ilmarto en la batería y Zalo Rodríguez en las teclas y sintes, dA Trío ofrece un neo soul contemporáneo, con composiciones propias salpicadas de música brasileña, jazz, funk, hiphop e incluso electrónica. Dos años después de su debut, aquel viaje interior que fue Reflexións (2019), el trío lanza ahora Inmersión no baleiro cuántico (2021), una invitación de seis piezas a sumergirnos en un cuarto de posibilidades donde podremos encontrar lo que buscamos o, incluso, hallar lo inesperado.
Narci Rodríguez, Ilmarto y Zalo Rodríguez, voz y guitarra, baterías, y teclas; echando la vista atrás, ¿como empezasteis? ¿Por qué dA Trío?
Narci Rodríguez: «Todo empezó como una idea argumentada en varios temas musicales que densificó al conocer, en un breve lapso de tiempo, a Ilmarto y pico. Este es el batera que quiero que toque estos temas y este es el tipo y el estudio donde quiero grabar estos temas.. después llegó Zalo para cerrar perfectamente la formación.
¡Qué bien!, por fin alguien lo pregunta… [dA Trío] viene de deciAmperio (unidad de intensidad eléctrica)».
Ilmarto: «El gran Narci Rodríguez creyó en mí para hacer su música y llamamos a Zalo Rodríguez. Zalo era el hermano de un filósofo posthumanista llamado Guillermo Rodríguez que tocaba la guitarra con Narci y conmigo en la Nación Quilombo de García Mc. Se dio la casualidad de que nosotros los tres éramos de ese tan reducido grupo de músicos gallegos amantes de ese género indefinido que tocamos».
Zalo Rodríguez: «Yo acepté la invitación, que me llegó por compromiso de mi hermano. La verdad es que yo esperaba que me mandaran unas partituras bien escritas, aprenderlas e ir a tocar, fuera bromas, pero al final aquí estamos en una especie de contrato de multipropiedad de esos que ya no se estilan».
Música brasileña, jazz, funk, mezclado con hiphop e incluso electrónica, una combinación que no se escucha mucho por aquí. ¿Cómo fue evolucionando vuestro sonido hasta llegar hasta aquí?
Narci: «De manera natural, sin pensar en ningún estilo o etiqueta y siempre buscando la belleza y la originalidad. De hecho flipo (¡gratamente, eh!) con esas etiquetas».
Ilmarto: «Pues yo creo que es algo que pasa en casi todas las bandas donde hay buen rollo y comunicación en igualdad; cada uno barre para casa y al final todos tenemos nuestros gustos. Aun así yo quería hacer neosoul… por lo que se ve ¡no lo hacemos tan bien como nos dicen!».
Zalo: «Personalmente nunca me pongo delante de la pregunta sobre el estilo, simplemente Narci suelta sus ideas e intentamos construir a partir de esa singularidad haciendo que del material musical emerja su mejor cara, la mejor versión posible. Sabéis eso que decía Miguel Ángel (“que nos escuche”) sobre que la escultura ya habita en la roca, nosotros cogemos la roca y la vamos pasando hasta que alguno remata de cabeza».
La apuesta parece arriesgada… a la hora de componer, ¿cómo suele ser el proceso creativo? ¿Va primero la letra o los beats? ¿Qué papel juega aquí la improvisación?
Narci: «El proceso nace en mí como idea primitiva estable, después, al compartirlo con los cats comienza la “chapa y pintura” por parte de los tres metiéndonos todos en todo.
Cada tema es un planeta diferente, algunos comienzan conceptualmente, otros por la letra, otros por una determinada idea rítmica, melódica o armónica; otros comienzan y todavía han acabado, otros comienzan acabados… Las melodías son impulsivas e improvisadas en el parto, “Ilparto”. Casi siempre conservo las primeras ideas compositivas para no perder la esencia; la improvisación en mi proceso creativo es en sí el proceso creativo».
Ilmarto: «Hoy en día todas las propuestas musicales son arriesgadas; si quieres vivir de la música, hazte profesor.
En cuanto al proceso creativo, sí que es cierto que, aunque los temas sean composiciones de Narci, tanto Zalo como yo metemos algo de codo a la hora de darle forma, sino el patrón se nos sube a la chepa con sus baladas románticas. Después en el estudio cada uno hace lo que quiere, menos Narci, que intenta repetir lo que hizo en la casa».
Zalo: «Yo también intento repetir lo que hice en la casa, y si no lo consigo llevo una memoria externa con los MIDIS que hice previamente y se los “chuzo” en el disco argumentando alguna excusa plausible. Llevo todo el trabajo hecho de casa, improviso durante horas sobre los materiales que nos manda Narci, y de ahí voy sacando las ideas que veo que más triunfan en el grupo que tenemos en un servicio de mensajería instantánea».
Estrenasteis el año con la publicación de Inmersión no baleiro cuántico (2021), grabado en Pouland Studios por el reconocido Iago Pico. ¿Cómo fue la experiencia? ¿Cómo es trabajar junto a él?
Narci: «Como decía anteriormente sentimos a Iago cómo uno más. No habría grabado Reflexións (2019) si no hubiese sido por la caralluda sesión de grabación que cuatro meses atrás habíamos hecho con él. La decisión de dónde “vomitar” el disco nació de ese entusiasmo; Iago es fundamental en nuestro concepto sonoro».
Ilmarto: «Iago es amor, bondad y profesionalidad en un solo ser. A Iago se lo presenté yo al Narci… es decir, que el sonidazo que tienen los dos trabajos fue gracias a mí».
Zalo: «Yo como dije llevaba casi todo preparado de casa, en una memoria externa… pero aun así, también grabamos algunos rhodes y unos pianos acústicos, en contra de mi voluntad. No les guardo rencor, y la verdad que trabajar con ellos es una fantasía, además de que siempre aprendemos y disfrutamos mucho con Iago. Yo soy el típico que se pasa horas del lado de la mesa de mezclas y pregunta para qué sirve cada uno de los botones… e Iago aguanta impertérrito, como si fuese su trabajo».
Inmersión no baleiro cuántico… el título es, cuanto menos, curioso. ¿Qué significado hay detrás de él?
Narci: «Todo, las músicas, las partes de las músicas, la gráfica, los vídeos; el título del disco es todo. En claro y explícito mensaje recorremos el principio de incertidumbre cuántica, o de Heisenberg, para justificar y apoderar nuestras ideas gráficas, visuales y sonoras».
Ilmarto: «Los títulos de los discos son cosa de Narci, a nosotros ya no nos pregunta porque sabe lo que lo loqueamos. También es cierto que el título de este último trabajo está muy, muy bien, yo me di cuenta cuando le preguntaron tanto por él en las entrevistas».
Zalo: «La verdad que lo de los títulos es nuestra dimensión menos demócrata. Narci es un poco tirano, pero por lo menos es “nuestro” tirano. Por otra parte, yo siempre fui un fan de la serie de Cosmos de Carl Sagan, por tanto me pareció bien».
Narci: «En mi defensa tengo que decir que el nombre del tercer disco —no se puede revelar— surgió conversando entre los tres… Tirano de Bergerac me dicen».
Al hilo, leemos en la descripción que «ya nada es normal, común, obvio o superfluo, sino que todo es singular, único, atemporal y por supuesto volátil». ¿Era esta una idea que ya teníais en cabeza, o esa falta de normalidad de la que habláis es la «nueva normalidad» en la que estamos ahora inmersos, provocada por la crisis del coronavirus?
Narci: «No, no, esto va muchísimo más allá de la sociedad y de sus padecimientos. Es personal, interior y exclusivo a cada oyente».
Ilmarto: «A mi parecer igual que en los títulos, Narci es capaz de materializar en palabras a intención general del disco. A mí me ha conquistado con sus palabras».
Zalo: «Pues sintetiza bien la superación de los discursos funcionalistas o estructuralistas que priman la visión armónica, ordenada y estática de lo social; nosotros somos más de identidades líquidas que de instituciones sólidas. Pero viendo la respuesta de Narci parece que esto no tiene nada que ver, yo pienso en esto cuando compongo los teclados, anyway».
Escuchábamos en una entrevista que este es vuestro disco «más coral», ¿habéis quedado satisfechos con esta forma de trabajar? ¿Repetiréis?
Narci: «Inmersión es por supuesto un disco con más camadas vocales y armonías en las voces, pero eso de “trabajo más coral”… fue una ida de pinza».
Ilmarto: «Los chicos del coro nos llaman…».
Zalo: «Si te fijas bien, yo de hecho no toco ni una sola octava paralela y resuelvo todas, toditas las séptimas descendentemente, por grados conjuntos».
Tres temas en gallego y dos en inglés, ¿qué premisa seguís para la elección del idioma? ¿Depende de la letra, de la música?
Narci: «Es totalmente aleatorio, no lo escojo yo. Los temas vienen con el prefijo puesto, ya que pocas veces cambié la lengua con la que empezó el proceso compositivo».
Ilmarto: Hablar idiomas es lo que tiene, escribes en el idioma que sientes. También es verdad que el inglés es muy agradecido para cuadrar la prosodia con la música, es os lo digo yo que no sé inglés».
Zalo: «La variedad idiomática me resulta personalmente agradecida en los proyectos musicales. Más allá del mensaje y de la obvia defensa de la lengua gallega —que está en peligro— en términos musicales la métrica de las palabras, las formas de construir las frases y la sonoridad misma de los fonemas son diferentes entre los idiomas. No es el mismo trabajar con un idioma repleto de palabras de una o dos sílabas, como el inglés, que con un idioma más lleno de esdrújulas.
Siento que se puede llegar a entender en términos estrictamente sonoros, casi como que yo utilice un piano acústico en una canción y un sintetizador en otro, más allá de que la letra pueda contener significado que el oyente pueda apreciar, o no. A mí me encanta el compromiso político de las letras de cantautores, de los que en la península y en Latinoamérica tenemos ejemplos increíbles, pero también apreciaría la música si fuese cantada en lenguaje extraterrestre. Eso va a pasar».
¿En qué, o dónde, buscó la inspiración dA Trío para estas piezas? ¿Tenéis algún referente en particular? ¿Cómo describiríais musicalmente el disco?
Narci: «Nuestra referencia es la pérdida de referencia, del Norte. En nuestros procesos creativos intentamos no dejarnos llevar por las tendencias, y aunque nunca lo habíamos hablado, y cayendo ahora en la cuestión, nunca hablamos de tal disco, o tal bruto que hizo una movida que no sé qué… no. Cuando hacemos nuestra música es nuestra música, pero sí, por supuesto tenemos un montón de música en la que coincidimos los tres.
Describiríamos el disco como artesanía, cariño y como música de autor difícilmente clasificable desde lo global».
Ilmarto: «Yo en dA Trío me limito a tocar como sé o de la manera en el que siento la música, por lo que mi referencia a la hora de tocar música con mis compañeros soy yo mismo. Eso es un arma de doble filo porque las muñeiras me suenan igual que el resto. Creo que, salvando las diferencias, Narci y Zalo hacen algo similar adaptando la música a ellos mismos».
Zalo: «Por mucho que digan estos, tenemos muchos referentes en común, solo que citarlos siempre fastidia porque tienes que parar de enumerar en algún momento y apetece no parar nunca. Voy a citar algunos a ver si le descubro a alguien un filón: Erykah Badhu, José James, Hiatus Kaiyote, Garzón Montano…
Pero ellos tienen razón cuando dicen que no hablamos de esto cuando componemos, creo que en estos tiempos los que nos dedicamos a esto tenemos un abordaje cada vez más ecléctica, no en el sentido de la fusión de estilos, sino de una ausencia total de límites impuestos por contextos o funciones sociales. No construimos con base en modelos predefinidos, aunque los podemos usar como recurso esporádico; el único límite es que somos tres, con capacidades limitadas e instrumentos de gama media».
“Fatty Groove” es el single presentación, para el que contasteis con la colaboración de Pablo Castanho en el saxofón y los scratches de DJ Mil. ¿Por qué ellos y por qué en este corte en particular?
Narci: «¿Quién mejor en Galicia que Castanho para tocar el saxo alto o DJ Mill para rascar platos?. Si escuchas el tema sin ellos te das cuenta que lo único que se necesita para que funcione es su presencia».
Ilmarto: «¡Totalmente de acuerdo! Ese tema son ellos dos, el resto tocamos los mismos dos compases durante tres minutos y medio».
Zalo: «Yo de hecho toco los mismos tres acordes durante toda canción, ni el voicing le cambié, ni cambié la inversión del acorde, nada. No es vagancia, realmente la idea del tema era que la instrumental sonase como la beat de hiphop noventero, donde los samples suenan en loop, entran y salen, pero no se modifican. Sobre ese beat es donde Narci y los compañeros invitados despliegan su magia. Creo que era el tema idóneo para dejarles a ellos el protagonismo».
El álbum viene envuelto en una portada caleidoscópica, con el título del derecho y del revés, pero siempre destacando el «ón» de «inmersión». ¿Qué esconde el diseño gráfico?
Narci: «No esconde nada, justifica; justifica la música al igual que la música justifica la portada».
Ilmarto: «Esa pregunta es cómo si me preguntas por qué le golpeo más fuerte a la caja que al bombo. Puede estar perfectamente justificado o puede ser meramente estético, con lo cual también estaría justificado. El arte es así de ambigua, y yo creo que esta ambigüedad es su fin último».
Zalo: Porque estamos on, bien motivados para la vida. Nosotros le enseñamos cómo triunfar a Josef Ajram, Marto fue quien le dijo que el 11S era un buen momento para comprar acciones».
Tanto Reflexións(2019) como Inmersión no baleiro cuántico están disponibles en formato físico. Teniendo en cuenta el panorama discográfico y consumo de música actual, ¿qué os empuja a seguir ofreciendo vuestra música en CD?
Narci: «Masoquismo, desinterés e indiferencia por los resultados».
Ilmarto: «Yo creo que seguimos siendo de los pocos románticos anclados en los tiempos de hartazgo que quedan. Nos gusta poder tocar con las manos el resultado final y decir: “sí pesa es que es bueno”, sino es como si lo llevase el viento. Y eso es lo que pasa si no publicas la música en formato físico».
Zalo: «Yo no tengo donde reproducir CDs. La verdad que este es un debate que tampoco se trató democráticamente».
Entre vuestros dos trabajos «solo» hay dos año de diferencia, con nominación a los Premios Martín Códax da Música y pandemia mediante, ¿qué diferencias o similitudes diríais que existen entre ambos?
Narci: «¡Similitudes un montón! Somos los mismos, mismo estudio, mismos instrumentos, mismo proceso… ¡incluso los menús del día fueron los mismos! La diferencia principal, aunque existen otras, es que los tres nos conocemos muchísimo más, y que yo no determiné tanto la producción y todos ellos tuvieron su trocito de creatividad, participación, crítica, opinión e implicación».
Ilmarto: «Totalmente de acuerdo con Narci. Los menús eran los mismos, con la diferencia de que, en este segundo trabajo, en el postre ya sabíamos de qué queríamos cada uno el chupito».
Zalo: «Todo esto es verdad, pero este último disco tiene mucha más masa sonora, más excitación de armónicos, casi todos los acordes llevan novena, incluso #9. En general, es un disco más plural, más habermasiano en el sentido de que supuso una acción comunicativa sin distorsión.
La realidad del nuevo disco es un resultado consensual de un debate abierto y sin coacciones que se fue forjando desde el primer disco, pero que siento que va avanzando y continúa creciendo en canciones todavía inéditas».
Ya estamos en 2021, pero la vuelta a los escenarios de manera «regular» está siendo compleja aún con restricciones de aforo, mascarilla, protocolos… ¿Cómo lo estáis llevando? ¿Qué podremos esperar de un directo de dA Trío?
Narci: «¿Qué es tocar en directo? No me acueldo… el directo de dA trio es lo mejor de dA trio, pero no me acueldo».
Ilmarto: «Yo —y esto no es broma— tengo pesadillas con que ya no sé tocar la batería, me levanto con ansiedad y sudores fríos de la impotencia de no poder defender los directos. Real. También es cierto que este apocalipsis hizo que me diese cuenta de que podría vivir sin dar directos a cambio de estar metido en Pouland, haciendo temazos».
Zalo: «Los conciertos son un pilar fundamental de la música sin ninguna duda, pero también, por suerte, creo que nosotros disfrutamos igual la composición de las canciones y la creación del disco aunque no lo podamos llevar al directo. Está claro que nos falta algo, pero tengo la sensación de que cuando nos veamos nuevamente, desde el escenario o en el público viendo alguna de las bandas maravillosas de nuestra tierra, va a pasar algo grande; yo por lo menos voy a soltar un respiro enorme y más vale que me pongan un micro delante, porque tengo muchísimo de que hablar.
Podéis esperar lo que se espera de un concierto, exactamente lo que todas estamos deseando, nada más ni menos especial que eso. Yo tengo que montar una buena cacharrada entre teclados, sintes y tarjetas de sonido y apañármelas para tocar todo al mismo tiempo, e Ilmarto tiene que estudiar para cantar afinadito los coros. ¡Narci ya se sabe todo!».
En la actualidad, ¿qué artista o grupo gallego nos recomendaríais? ¿Algún favorito que deberíamos conocer?
Narci: «Varios pero me vienen a la cabeza Nastasia Zürcher, Xiao Berlai, Rafa Fernández, High Paw y Marcos Pin».
Ilmarto: «¡Cientos! Pero, Kum0, J.ODT, Tevra, Él Llanto de Un Ciego; indie pop progresivo, rap, metal, y pop rock con tintes latinos respectivamente».
Zalo: «Uy, ¡es que tenemos muchas cosas! Voy a decir los que más me gustan, muy personalmente: crnds, CALDO, Oïma, Xan Campos Trio, Néboa, Ama Befana…».
Si abriésemos vuestras cuentas personales de Spotify, ¿qué escucharíamos? 100% Sinceridad – 0% Vergüenza.
Narci: «Sinceramente me resulta repulsivo Spotify en su rol de embajador de la industria y como discoteca».
Ilmarto: «Odio Spotify, y todas las plataformas explotadoras de músicos y artistas que existen, por las mismas razones que Narci. La odio más porque soy usuario y siento esa terrible dualidad de “me están j*odiendo, pero mira qué cantidad de música”. En mi defensa diré que no pago Spotify, pero está en mi teléfono.
Respondiendo a la pregunta, os podéis hacer una idea de la diversidad de músicas que escucho con los grupos gallegos que recomendé anteriormente».
Zalo: «Sin vergüenza: Ariana Grande, MARO, James Blake o Sevdaliza. Ojeo todas las tendencias, todos los temas nuevos de los concursantes de OT, el beef entre Foyone y El Jincho, el último disco de Bad Bunny… Me mantengo “al día” aunque yo vengo de la música contemporánea académica, vamos, que poca cosa me puede avergonzar».