ORZÁN: «NUESTRAS CANCIONES TE ABRAZAN Y, A LA VEZ, TE HIEREN»

El BÚHØ alzó el vuelo más allá del escenario para volver... con cambios. para Héctor Martínez (voz, guitarra, teclados), Rubén Abel (guitarra), Ale Cambón (bajo) y Bruno Couceiro (batería), los cuatro músicos detrás de aquel proyecto de pop alternativo, regresaban a escena a finales del año pasado como ORZÁN, banda de pop rock con influencias de indie y electrónica. El cuarteto invita a su público a vivir en primera persona un viaje sonoro, alternando entre la intimidad acústica y la energía vibrante del pop; un equilibrio perfecto que entregan en Cenizas de invierno (2025), su nuevo trabajo discográfico.
Foto © Leo López
Hace cosa de una década que EL BÚHØ emprendía el vuelo, impulsado por Héctor Martínez (voz, guitarra, teclados) y el letrista estradense Xosé Lueiro, a lo que algo después se unió Rubén Abel (guitarra). ¿Cómo recordáis estos inicios? ¿Con qué intención nació, pues, EL BÚHØ?
Héctor Martínez: «Tengo en la mente el primer instante de sentarme frente al piano del salón y empezar a componer ‘En tu galaxia’. En mi cabeza es el momento cero de todo esto, sin más pretensiones que dar vida a aquellas letras de Lu...
Fueron momentos muy bonitos, pasábamos horas en el estudio, componiendo y escuchando las primeras tomas de las canciones con Fer, mi compi de curro (que también formó y forma parte de esto acompañándonos como técnico a algunos bolos).
Apenas arrancaba ese proceso conocí a Ru, que fue la guinda del pastel. Coincidimos tocando por casualidad en un festival de rock de nuestro pueblo natal, A Estrada. Recuerdo verlo tocando la guitarra y flipar en colores. En cuanto terminamos nos tomamos una cerve y le dije, “tío, tengo esto entre manos...”. Fue un sí directo que nos trajo hasta el día de hoy. Ahí cobró vida El Búhø».
Rubén Abel: «Fue una etapa muy especial e intensa. Compartimos momentos muy bonitos y, a pesar de los kilómetros que nos separaban, porque yo vivía en Oviedo, nos veíamos casi todas las semanas y nos refugiábamos en Edisco buscando sonoridades y esas notas de guitarra que arropasen a las melodías y empastasen con los acordes que Héctor había creado».
El día que Héctor y Rubén se conocieron tocando en un festival de rock (2016)
Tras la grabación de vuestra primera maqueta con este proyecto, Héctor y Rubén viajan a Los Ángeles con el objetivo de enriquecer el vuestro son de la mano de Juan de Dios Martín. Allí trabajasteis junto a músicos como Aaron Sterling o Sean Hurley, profesionales que tocaron con reconocidos artistas internacionales. ¿Cómo surgió esta oportunidad y como la recordáis?
Héctor: «Bueno, aquello fue una tirada a la piscina bien guapa, [risas], pero necesaria. No terminábamos de definir nuestro sonido, creo que somos tan eclécticos que podíamos llevar cualquier canción de un lado a otro sonando totalmente diferente en cada versión, lo que nos hizo estancarnos un poco y ponernos a buscar intensamente ese sonido que debía ser nuestra “marca”, nuestra propia “identidad”.
Juande había estado en nuestro estudio hacía años, cuando mi padre lo montó, así que fue fácil retomar el contacto y echarnos unas risas. Él ya estaba viviendo en Los Ángeles desde hacía un tiempo y, tras varias llamadas e intercambios de mails, surgió la idea de ir a grabar las bases allí y luego terminar el resto aquí en el estudio. Sabiendo nuestras referencias musicales, a Juande se le ocurrió decir: “oye, ¿y si contactamos con Aaron y Sean —los que grabaron Born and Raised de John Mayer y muchísimos otros discazos— para que completen la banda?”. En ese momento aún no éramos un grupo, solo estábamos Ru y yo, y ambos (tras flipar un rato) dijimos: “¡de cabeza!”.
Sacamos los billetes y nos fuimos a disfrutar de aquella aventura que fue una apuesta en la que pusimos muchísimo corazón, mucho esfuerzo y mucha transparencia. En cuanto volvimos, ya teníamos esa sensación de haber encontrado el camino».
Rubén: «Fue realmente emocionante. Héctor lo había gestionado todo allí con Juande y decidimos vivir esa oportunidad juntos. Una cuestión de honestidad y de generosidad mutua que no era más que el reflejo de lo que estábamos viviendo. Definitivamente un antes y un después, todo un máster en producción musical que marcaría un camino a seguir».
Rubén y Héctor el día que compraron el billete a Los Ángeles
Rubén y Héctor con Juan de Dios Martín, Aaron Sterling y Sean Hurley en Los Ángeles
En 2019, y ya con las canciones resultantes de las sesiones de grabación en Los Ángeles que comentábamos, EL BÚHØ crece con la incorporación de Ale Cambón (bajo) y Bruno Couceiro (batería). ¿Cómo llegan a ser parte de la banda?
Héctor: «Fue el momento de poner las patas que le faltaban a la mesa. Estábamos buscando formar la banda para empezar a mover lo que habíamos creado. Un buen colega, Guille, de Rockbox, me dijo: “¡Maaan! Bruno es a quien estáis buscando”. Así que me hizo llegar su contacto y pusimos fecha para ponernos cara. Ale y Bruno ya eran colegas, así que vinieron juntos. La primera impresión fue como si fuésemos amigos de toda la vida y, en cuanto empezamos a tocar, a todos nos brillaban los ojos. No habíamos formado una banda: habíamos emprendido una amistad, y eso se refleja en todo: en nuestra música, en el escenario y en la vida».
Rubén: «Después de volver de Los Ángeles teníamos muy claro el concepto de banda que buscábamos y Héctor contactó con ellos. Quedamos en el estudio, escuchamos los temas, hablamos del proyecto y por fin todo empezaba a encajar».
Ale Cambón: «Recuerdo que Bruno me comentó el proyecto y me transmitió su entusiasmo. Con él ya llevábamos participando juntos en varios proyectos encargándonos de la base rítmica, así que me lo tomé como un nuevo desafío y me fie de sus buenas impresiones. Fuimos al estudio que tenían en A Estrada; yo no había escuchado nada aún y la verdad es que quedé impresionado por el material que nos enseñaron; superó mis expectativas sin duda».
Bruno Couceiro: «Fue un momento de ilusión y ganas por entrar a formar parte de un proyecto con buenas canciones y muy buen rollo».
Foto © Leo López
La mayoría de vosotros tenéis formación clásica, incluso algunos en jazz y música moderna. ¿Cómo creéis que ese tipo de formación influyó en el sonido del grupo?
Héctor: «Creo que ha ayudado en muchos aspectos, no solo técnicamente, también en nutrir las canciones de distintos mundos».
Rubén: «A pesar de parecer un reto, las vivencias que tenemos cada uno en diferentes estilos hacen que el resultado sea mucho más completo e interesante. Sin duda, un sonido en el que todos nos vemos reflejados».
Ale: «Con mucha naturalidad. Creo que ORZÁN es una síntesis donde todos podemos mostrar nuestro lado más rockero, más clásico o el que sea. Lo importante es que cada nota o idea parta desde nuestro interior con honestidad, sin perder de vista el objetivo final: la persona que escucha una canción de ORZÁN por primera vez y las sensaciones que le podemos transmitir».
Bruno: «Desde mi punto de vista, creo que esto ayuda a tener un sonido propio y enriquece las canciones, sobre todo en el directo».
Durante el año pasado participasteis en la Aceleradora Mans de la Fundación Paideia. ¿Qué enseñanzas os llevasteis en el bolsillo? ¿Qué supuso esta experiencia para el desarrollo de la banda?
Héctor: «Creo que nos ayudó a “profesionalizar” algunos aspectos; somos músicos, no gestores de redes, diseñadores, mánagers, fotógrafos, contables, administradores, sello discográfico, productores, técnicos... aunque al final, sí, no nos queda otra que “ejercer” [risas]. Pero ver la labor desde fuera de cada una de las piezas necesarias para sacar una banda adelante te hace analizar todo el trabajo que hay detrás y ver la realidad, que sí, que es imposible para un grupo abarcarlo todo.
Así optamos por quedarnos con lo esencial para mejorar lo que ya tenemos y podemos gestionar. Somos un grupo que, técnicamente, llevamos todo al dedillo; los directos son impecables, y lo mejor que sabemos hacer es tocar.
Quizás echábamos en falta esas pinceladas de dejar documentos un poquito más pro y todo “lo que no se ve” más redondito y cerrado, y para eso nos vino genial. Así que... ¡hey! Si hay algún mánager en la zona, ¡lo peor ya está hecho! [Risas]».
Rubén: «Fue una reafirmación de nuestra identidad».
Bruno: «Para mí fue una ayuda a comprender mejor el funcionamiento de la industria musical y también aportó mucha información y aprendizaje en ciertos ámbitos».
En directo en Estudios Mans
En un giro de guion bastante impredecible —para nosotros— el verano pasado dejáis de ser EL BÚHØ para resurgir cómo ORZÁN. ¿Qué propició el cambio de nombre?
Héctor: «Teníamos en mente el cambio porque El Búhø nos daba muchos problemas con plataformas como Spotify e Instagram. ¡Anda que no hay búhos...! Así que decidimos replantearlo (ya que hacíamos un restyling de todo cuando empezamos lo de Paideia)».
Rubén: «Una nueva etapa marcada por la evolución personal y la madurez».
Ale: «Parece que había ya algún proyecto llamado así. Sinceramente, a mí me cuesta; me gustaba mucho ese nombre... pero a veces hay que soltar lastre para crecer. A veces bromeamos que ORZÁN es un grupo de versiones de El Búhø, y se nos da bastante bien [Risas]».
Al hilo, este cambio de nombre fue eso, solo un cambio de nombre (que no es poco…), ¿o supuso algo más para la banda?
Rubén: «Decidir disfrutar y saborear el proceso, celebrar cada ensayo, cada concierto. Centrarnos en lo que realmente depende de nosotros y no en devenires de la industria».
¿Y por qué precisamente ese nombre, «ORZÁN»?
Héctor: «Un libro que analizaba el origen del nombre de algunos lugares mencionaba que el nombre de Orzán podía provenir de dos vertientes: dos palabras que significan “nube” y “ruido” o, también, “el lugar donde orzan los barcos”. La acción de “orzar” es el cambio del rumbo de una embarcación, llevando la proa hacia el viento. Así que, ¿qué mejor nombre para un cambio de rumbo?».
Rubén: «Refleja a la perfección nuestra evolución e identidad: el equilibrio entre la fuerza y la calma».
ORZÁN en concierto
ORZÁN se presenta como una «revolución musical», ¿qué diríais que es lo que os diferencia dentro de la escena gallega actual?
Héctor: «En un mundo donde todo parece cada vez más postureo y fórmulas rápidas, nosotros apostamos por lo que no se puede fabricar: la autenticidad, la amistad real y unas canciones que salen de verdad de lo que somos. No intentamos sonar como nadie ni seguir ninguna moda. Nuestro camino es hacer música que sentimos de verdad, con alma, con carácter, y que cuando la tocamos en directo... pasa algo. Eso no se puede explicar, solo sentir».
Rubén: «Quizás el hecho de cómo integramos los recursos y sonoridades actuales con la pureza y la fuerza que supone tocar nuestros instrumentos».
Bruno: «Pues quizás por centrarnos mucho en un directo potente y de calidad donde las buenas canciones son lo primordial».
Podríamos nombrar un puñado de géneros donde caería la música de ORZÁN, pero vosotros, sin encasillarla en ningún estilo, ¿cómo la definiríais? ¿A qué suena ORZÁN?
Héctor: «ORZÁN suena a verdad. Como el terciopelo: suave, cálido y elegante en una caricia, pero áspero, rugoso y con carácter si lo rozas al revés. Nuestras canciones te abrazan y, a la vez, te hieren».
Rubén: «Suena a equilibrio; energía a veces contenida, susurrada y otras que se abre camino con fuerza».
Respecto a vuestras influencias, ¿a quién señalaríais? ¿Quién tiene, o tuvo, especial impacto en vuestra manera de entender música?
Héctor: «Particularmente, Jamie Cullum me cambió muchísimo la forma de ver la música (especialmente el piano). Twentysomething me pilló en un momento de querer dejar de tocar, por una serie de factores como un conservatorio casposo, un profesor con cero amor por la enseñanza, clásicos interminables y hastío por no actualizar aquel repertorio nonagenario (Mozart, tío, te respeto mucho pero me rayaste mil...).
Me salvó mi profesor particular de piano, Gonzalo, que también lo dejo como artista que me hizo cambiar mi forma de ver la música y quitarme el miedo a empezar a improvisar sobre los temas de Cullum, Norah Jones, Ray Charles... Me hizo ver un mundo nuevo de posibilidades donde empecé a disfrutar de la música de verdad».
Rubén: «John Mayer, Red Hot Chili Peppers, Kings of Leon, Chickenfoot, Rival Sons...».
Ale: «Desde Art Tatum hasta City and Colour; son tantos que sería injusto puntualizar a algunos».
Bruno: «Sería imposible nombrar a todos, desde John Mayer hasta Dave Weckl, un sinfín de grupos y solistas de géneros muy dispares».
Vuestro primer EP, En tu galaxia (2024), es una cuidada colección de tres canciones con letras intimistas y melodías que tocan el alma. Dos de ellas ya habían sido publicadas antes (en 2017 y 2023) en Youtube... ¿por qué recopilarlas ahora?
Héctor: «Parte tuvo que ver el tema del nombre, que nos obligó un poco a retrasar todo, y a su vez queríamos que tuviese coherencia con lo que somos ahora. Creo que lo que hay rulando antiguo son versiones de directo de El Búhø».
Rubén: «Compartirlas desde nuestro momento actual».
De la producción de este EP se encargó Juan de Dios Martín (Xoel López, De Ninghures, Carolina Rubirosa, Helena Egea...). ¿Cómo fue a trabajar con él? ¿Qué pensáis que acercó al son del disco?
Héctor: «Juande nos ayudó a delimitar el camino. Teníamos tantas sonoridades abiertas (folk, electrónica, pop...) que necesitábamos que nos echase un cable la mano de Dios [risas]. Trabajar con él fue genial: con Juande no te aburres y sabe sacar lo mejor de ti en todo momento, aunque las fuerzas flaqueen. Es un tío con una experiencia brutal y sabe dar con la tecla (nunca mejor dicho) y colocar todo en el lugar correcto. Aun a día de hoy seguimos recordando momentazos juntos cada vez que nos vemos... ¡INVICTUS!».
Rubén: «Creo que lo vivimos como un punto de inflexión en nuestra sonoridad y concepto. Nos ayudó a encontrar la receta».
Foto © Leo López
“Flotas” se presentaba con un videoclip, realizado por Héctor, en el que, literalmente, sumergís al espectador (y a vosotros mismos) en la historia de desesperación de la protagonista. ¿Cómo recordáis su grabación?
Héctor: «Yo siempre dando ideítas [risas]. Tengo bastante pasión por el agua, a diferencia de algunos de mis compis ([Risas] ¡Os quiero tíos!).
Queríamos un videoclip un poco conceptual, que “flotase entre mareas misteriosas”, protagonizado por una mujer: la coreógrafa Alba Fernández Cotelo, que fue un auténtico lujazo. El rodaje duró tres días y fue muy bonito, porque ver bailar a Alba es realmente mágico, pero también fue bastante duro. Hicimos unas tomas en interior y otras bajo el agua en una piscina ¡y era invierno! Hacía una rasca importante y todas las tomas de agua las tuvimos que grabar muy rápido, pero Alba lo hizo súper sencillo y ultra profesional. Todos los planos eran perfectos. De repente se sacaba un as de la manga y hacía una coreografía con las manos totalmente improvisada y que quedaba de cine.
El último día fue con los chavales y los instrumentos (¡que aún funcionan! [risas]).
Al final, el videoclip transmite justo lo que queríamos; a la gente le gusta mucho y no hay ni trampa ni cartón».
Rubén: «Fue muy divertido y toda una declaración de intenciones: si hay que mojarse, ¡nos mojamos!».
Ale: «Muy refrescante».
Bruno: «¡Bajo el agua! Para mí personalmente fue un reto, ya que le tengo mucho respeto al agua y sumergirme de ese modo me costó lo suyo a nivel mental... pero el resultado ha merecido la pena sin duda alguna».
El álbum venía envuelto en una maravillosa ilustración, que parece hecha a bolígrafo, firmada por Liliana Valverde. ¿Le disteis alguna indicación a la hora de hacer el diseño o creó con entera libertad?
Héctor: «Cero indicaciones y total libertad, como sale el arte de verdad.
Tenemos una suerte infinita de rodearnos de mujeres artistas que brillan solo con su presencia. Lily conoce las canciones, nos conoce a nosotros... no había duda de que iba a hacer algo espectacular. La ilustración está hecha sobre papel, a boli Bic azul. Es acojonante».
Rubén: «A las artistas no se las debe condicionar. Lily sabe como nadie todo lo que nos mueve, así que el resultado de sus creaciones artísticas es un regalo para nosotros».
Poco después del lanzamiento de En tu galaxia, publicáis Cenizas de invierno (2025), vuestro nuevo EP disponible desde mediados del pasado marzo. ¿Qué os hizo editar dos EP casi seguidos en vez de juntar los ocho temas en un largo?
Héctor: «Hemos evolucionado mucho desde el primer trabajo al segundo y queríamos dejarlo reflejado».
Rubén: «Hacer una síntesis desde los inicios, reflejando y mimando los diferentes momentos que se han ido dando en nuestros caminos».
Cierra este nuevo EP, antes del bonus track, “Sobre nuestras cabezas”, un tema en el que hay guiños tanto a la primera pista del anterior, “En tu galaxia”, como a la de este “Manzanas”. ¿Buscabais darle cierta unidad a los dos trabajos?
Rubén: «Buscamos reafirmar nuestra personalidad, nuestra identidad, y esto hace que todo lo anterior encaje».
Los cuatro cortes y un bonus track que recoge este trabajo están firmados por Héctor y Xosé Lueiro, quien sigue colaborando en las composiciones con sus letras. Después de tantos años trabajando mano a mano, ¿qué significa Lueiro para ORZÁN?
Héctor: «Para mí, Lu es uno más de ORZÁN, aunque no se le vea con nosotros, siempre está ahí. Trabajar con sus letras es un privilegio y una responsabilidad. Esas letras brillan por sí solas; musicalizarlas y hacer que no pierdan su esencia y sigan brillando es un reto.
Conozco a Lu desde que tengo uso de razón; de pequeño me apasionaba su grupo (La Señal). Es un escritor y letrista increíble, además de un musicazo y amigo. Cuando escuchó los temas nuevos por primera vez se emocionó, y yo creo que con eso ya podemos darnos por satisfechos».
Rubén: «Es muy interesante poder musicalizar historias y tener su feedback; ver cómo se ve identificado con el resultado sonoro. Tratamos de que la música potencie el sentido de los textos, a pesar de que cada uno podamos darle en momentos nuestra interpretación más subjetiva».
Grabación del videoclip de "Manzanas"
¿Qué hizo que “Manzanas” fuera escogido cómo sencillo presentación de Cenizas de invierno? Porque también es el único, por el de ahora, con videoclip...
Héctor: «“Manzanas” es el tema con más “garra contenida” que tenemos.
Es un tema que está explotando desde el primer estribillo, con ese medio tempo que te mantiene con los pies en la tierra y una letra desgarradora. Nos encanta tocarlo en directo: está lleno de matices y de expresión, que es lo que nos llena. Hemos llevado todo eso a la canción. Por eso tenía que ser el single».
Rubén: «Determinación, los cuatro lo sentimos así. Es un tema que transita por la fuerza de lo íntimo, por los recuerdos presentes».
Ale: «“Manzanas” fue como un clic. Desde el primer momento sabíamos que debía ser el primer tema en salir».
Las canciones del EP tienen cierto aire nostálgico, con metáforas recurrentes que remiten a la naturaleza, ¿qué o quién las inspiró?
Ale: «En este aspecto mucho tiene que ver Lu, sus letras evocan lugares y situaciones que nos permiten dibujar paisajes sonoros».
Siguiendo con el proceso creativo, ¿cómo trabajáis los temas? ¿Partís de una idea, de un acorde... viene primero la música o la letra?
Héctor: «Normalmente parto de la letra, aunque alguna vez se me han ocurrido algunos acordes y de ahí he intentado adaptar la letra, como fue el caso de “Flotas”.
Tengo que tener el día... supongo que como todo el mundo. La app de notas de voz está a full de un sinfín de ideas, de las que a veces salen cosas y otras se quedan en el olvido ocupando espacio en el móvil.
Una vez tengo el tema “más o menos” estructurado y tiene feeling, lo maqueto en el estudio y se lo enseño a los chicos. Ru y yo solemos trabajar previamente la forma armónica e intentamos allanar nuestro terreno para que Bruno y Ale lo redondeen completándolo con ritmo y bajo. Solemos trabajar siempre en estudio, intentando que nos quede lo más perfilado posible, y también le damos rodaje en los bolos, que nos ayuda a ver las sensaciones que transmite».
Rubén: «Para mí el reto está en encontrar esas melodías o giros de guitarra que encajen a la primera con la idea y las sonoridades que crea Héctor. Que parezca que han nacido a la vez, que han estado siempre ahí».
Merchandising por Liliana Valverde
En esta ocasión, Liliana Valverde es la encargada del merch de la banda, con unos productos bastante peculiares (por ejemplo, tazas que sirven como altavoces) hechos artesanalmente. En una época en la que el merch se produce en serie, ¿por qué escoger este método de confección manual?
Héctor: «Todo hoy en día se hace como churros y con 0% de alma puesta en ello... Nosotros pasamos meses grabando un disco con instrumentos reales, ensayos previos, técnicas de grabación analógica, analizando cada sonido y cada detalle para hacer un producto fino y fiel a lo que somos y al sonido que teníamos en la cabeza. Si es así el disco, ¿por qué no iba a ser así el merchandising?
Lily hace todo de corazón y con auténtica pasión. El proceso de nuestro merchandising puede llevar semanas de trabajo... La cerámica es un proceso lento, mimando los detalles, el secado, los horneados, los esmaltes... El linograbado es una técnica artesanal de estampación sobre camisetas con planchas grabadas a mano. Es algo alucinante... y es como nuestra música: de verdad».
Rubén: «Nos representa mucho más, es una puesta en valor de la personalidad».
Bruno: «Porque como en la música, creemos en el arte hecho por personas y en la autenticidad de algo tan real y verdadero como lo que hace Lily; eso nos aporta personalidad y originalidad».
Merchandising por Liliana Valverde
Cenizas de invierno fue presentado justo un día después de su lanzamiento en La Disfrutona (A Coruña). ¿Cómo recordáis este día?
Héctor: «¡Qué gusto tocar en La Disfrutona! Es una gozada cuando te tratan así en una sala y son tan profesionales. Desde el primer contacto: su dosier bien especificado, días disponibles... y luego una entrega y una disposición in situ que te hace sentir como en casa. Así arrancas el concierto al 100%, y fue lo que pasó.
Para nosotros fue uno de nuestros mejores conciertos: teníamos un setlist nuevo perfiladísimo tras varios ensayos, alguna sorpresa, May nos hizo el sonido esa noche y todo estaba perfecto, la gente estaba dentro de las canciones, los cuatro estábamos a gusto... Todo bien, un inicio de gira brutal».
Rubén: «Fue un día muy especial, de celebración».
Ale: «Fue increíble, gran energía por parte del público, de la sala y de nosotros».
Bruno: «Con ganas e ilusión, lo disfrutamos mucho y creo que nos quedará para el recuerdo como una buena noche».
En vuestras redes decís que el escenario es vuestro «medio natural». ¿Qué tiene el directo que os transforma? ¿Cómo son los conciertos de ORZÁN?
Héctor: «El directo es donde todo cobra sentido y donde los cuatro nos conectamos. Es el único lugar donde no hay filtros, somos nosotros, tal cual, reales, y eso nos encanta. No es solo hacerlo bien: es transmitir. Transmitir las innumerables horas de trabajo que hay detrás de cada canción, los ensayos, las risas... Cada concierto se vive de manera diferente porque depende de cómo estamos nosotros, cómo está el público, cómo vibra la sala, pero siempre dando el 100%. Cuando ves que las canciones ya no son solo nuestras, sino que empiezan a ser del público... ahí brota la magia».
Rubén: «La energía de expresarnos a través de nuestros instrumentos, de crear algo juntos».
Bruno: «El escenario es la verdad, el ahora, y donde realmente se siente y se disfruta de la música en contacto con el público».
ORZÁN en concierto (2024). Fotos © David Lomba
En la actualidad, ¿qué artista o grupo gallego nos recomendaríais? ¿Algún favorito que deberíamos conocer?
Héctor: «Antifrágil, que tuvimos la gran suerte de conocernos a pesar de las adversidades de un festival nefasto. MALC, mucho corazón aquí puesto también. Leria, indie pop gallego al 100%. Y Luis Moro, tremendo bolazo, chaval».
Bruno: «Muchos... desde Carmen Rey a Caamaño&Ameixeiras».
Si abriéramos vuestras cuentas personales de Spotify, ¿qué estaríamos escuchando? (0% vergüenza)
Héctor: «Conmigo os vais a encontrar de todo, pero por descontado: City and Colour, Lizzy McAlpine, Allan Rayman, Willow, Post Malone, Ry X, The 1975, John Mayer (¡cómo no!), Mac Miller... Y últimamente también hay un poco de Tiny Habits, Mini Trees y el NPR de Ca7riel y Paco Amoroso».
Rubén: «Un poco de todo, pero seguro que encontraríais a John Mayer, Red Hot Chili Peppers, Kings of Leon, Rival Sons... Depende del día, ¡pero siempre música con alma y buenas guitarras!».
Ale: «Últimamente bastante Vincent Neil Emerson».
Bruno: «Música muy ecléctica, pero últimamente sobre todo a Jordan Rakei y Robert Glasper».