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ANDREA GONZÁLEZ: «LO QUE PRETENDO ES TRASCENDER LAS FRONTERAS CON LA MÚSICA»

ANDREA GONZÁLEZ: «LO QUE PRETENDO ES TRASCENDER LAS FRONTERAS CON LA MÚSICA»
14 NOVEMBER 2022

Su primer contacto con la música fue como una «divina premonición», dice ella. Andrea González (Tui, 1987) empezó tocando las teclas a los 8 años y, ahora, además de ser una reconocida pianista, es gestora musical, pedagoga, divulgadora... Con más de una decena de premios, la polifacética artista gallega ha compartido su talento en múltiples escenarios, nacionales e internacionales, como solista, interpretando música de cámara y con orquesta. González compagina su carrera musical con la docencia, como profesora de Producción y Gestión de Música y Artes Escénicas en el Conservatorio Superior de Música de Vigo; además de dirigir, desde 2013, el IKFEM (International Keyboard Festival & Masterclass de la Eurociudad Tui-Valença).

En abril de 2022, Andrea González debutaba en el mercado discográfico con Salvado – Piano Works (Warner Music Spain, 2022), un álbum que recupera la música del monje Rosendo Salvado, también natural de Tui, fundador de la única ciudad monástica de Australia y pionero en la defensa de los derechos humanos de los aborígenes.

 

Foto © Cris Grande

 

¿Cómo recuerdas tu primer contacto con la música? ¿Fue siempre el piano tu instrumento de referencia lo tocaste otras «teclas» antes?

Andrea González: «Mi primera atracción por la música fue con 7 años. Recuerdo a mi prima Sonia cantando acompañada del piano en su casa, ubicada en el casco antiguo de Tui, con el río Miño y Portugal que se apreciaban desde la ventana. Cuando echo la vista atrás y conecto los puntos, ese momento me parece una divina premonición de lo que hoy pretendo: trascender las fronteras con la música.

El siguiente punto lo dibujo con 8 años, cuando mi madre me inscribió en el Conservatorio de Tui; devoraba las partituras mientras mi padre me animaba durante las horas de estudio. Aunque mis padres no tienen conocimientos de música, me llevaron a todos los conciertos de música clásica que había en Galicia. A los 11 años recibí mi primera clase magistral de piano por Peter Bithell; a los 13 fui premiada en el concurso ibérico del Real Club Náutico de Vigo y a los 14 en el Concurso Internacional de Cidade do Fundão en Portugal. Así empezó mi contacto con la música».

 

Tu talento cruzó fronteras y océanos, sonando en países como Cuba, Australia, Reino Unido o Italia. ¿Qué destacarías de estas experiencias internacionales?

Andrea: «La música te hace libre. Te permite viajar y exponerte a nuevas experiencias. Para mi es importante sumergirme en la cultura del lugar cuando viajo para tocar: hablar con la recepcionista del hotel, la peluquera, el taxista, el organizador del festival, la persona que te enciende las luces de la sala, así como observar la belleza del lugar. En fin, conectar de verdad con el lugar para que cuando subo al escenario y estoy delante de cientos de personas, continuar compartiendo. Todos esos conciertos por los países que citas están llenos de anécdotas y encuentros extraordinarios.

También fueron experiencias vitales los 12 años estudiando piano y gestión de las industrias musicales en las ciudades de Barcelona, Castellón, Milán y Londres en centros privilegiados como la Accademia del Teatro alla Scala, el Conservatorio Giuseppe Verdi o la Universidad de Westminster, en este último cursé Music Business Management con una beca de la Fundación Barrié».

 

Foto © Juanca Soto

 

En 2019, fuiste incluida en el Top 100 Mujeres Líderes de España, dentro de la categoría Cultura, Ocio y Deporte siendo, además, una de las cinco premiadas más jóvenes de esa edición. ¿Qué supuso este reconocimiento para ti y para tu carrera?

Andrea: «Fue muy especial recibir esta mención en Madrid junto a increíbles mujeres de áreas diferentes, entre ellas, la periodista Ana Rosa Quintana, la ministra Margarita Robles, o la presidenta ejecutiva de Adolfo Domínguez, Adriana Domínguez. Me lo tomé como una recompensa muy gratificante a toda mi dedicación y, al mismo tiempo, una responsabilidad para ensanchar el camino a otras mujeres y niñas en el ámbito de la cultura. En cuanto a estar entre las más jóvenes... ¡pues empezar con ocho años te hace ganar ventaja!».

 

Al hilo, ¿cómo ves el papel actual de la mujer en la música en general y en la clásica en particular?

Andrea: «Veo que existen contradicciones. Por ejemplo, en las aulas de los conservatorios hay más mujeres que hombres estudiando; es una realidad que percibo como profesora en el Conservatorio Superior de Música de Vigo, donde imparto la nueva especialidad de Producción y Gestión de Música y Artes Escénicas en la que formamos a futuros gestores musicales. ¿Cómo puede ser que el alumnado es prácticamente paritario, pero apenas tenemos gerentes mujeres en festivales, teatros, discográficas, directoras e instrumentistas de orquestas, o compositoras?

Por otro lado, aunque las administraciones públicas se están esforzando por fomentar la igualdad entre mujeres y hombres como un derecho, se echa en falta “predicar con el ejemplo” con más mujeres al frente de las políticas culturales y de las instituciones culturales dependientes de lo público para acelerar el cambio real».

 

 

Rosendo Salvado 

 

Tu nombre aparece unido al del monje Rosendo Salvado (1814-1900), nacido en Tui como tú, más conocido por su labor como misionero en Australia que por su faceta como intérprete y compositor. ¿Cómo llegaste a él? Y, más allá de su música, ¿qué fue lo que más te impresionó de su figura?

Andrea: «Mi historia con Rosendo Salvado empezó organizando la primera edición del festival IKFEM. Queríamos inundar Tui y Valença do Minho de conciertos, así que una periodista me sugirió realizar un concierto de piano debajo de la estatua de Rosendo Salvado, situada en el centro de Tui, porque el monje era pianista. ¡No podía creerlo, el introductor de los mal queridos eucaliptos era pianista! El archivero de la catedral de Tui me mostró las partituras manuscritas de piano que nadie había interpretado. Me quedé alucinada por el virtuosismo y belleza melódica. Meses más tarde, en 2014, interpreté su música desconocida en los actos de conmemoración del bicentenario de Rosendo Salvado.

Me empapé de sus memorias, pasé horas en el archivo, contacté con monasterios... Así, descubrí poco a poco la personalidad de este personaje universal, ecléctico, extrovertido, culto, creativo. Me fascina cómo Salvado mezcló lo mejor de la cultura occidental con la propia australiana, respetando la identidad de los aborígenes, rechazando el concepto de raza, reclamando la igualdad humana».

 

 

Después vino un viaje a Nueva Nursia, la misión fundada por Salvado en Australia, con el roqueiro Rosendo (Leño) que quedó plasmada en el documental De Rosendo a Rosendo (César Espada, 2016). Entrar en contacto con esos lugares y objetos impregnados de la presencia de Salvado debió ser muy especial. ¿Cómo recuerdas la experiencia?

Andrea: «Alucinante. Al principio reconozco que parecía carecer de sentido unir dos personajes por el simplón hecho de ser tocayos. Pero César Espada, diplomático encargado de los aspectos culturales de la Embajada de España en Australia, sabía lo que hacía con este tándem atemporal, clásico y rockero.

César Espada conocía que la música fue epicentro de la misión de mi paisano Salvado, quien ofreció tres horas de concierto al poco tiempo de pisar Australia (probablemente el primer concierto de piano en Australia). Que también había comprado instrumentos en Europa para crear una orquesta de cuerda y banda de vientos con los aborígenes australianos, a quienes les fascinaba aprender música.

Así unió la figura del rockero con la del monje. Colaboré con un concierto en la abadía de Nueva Nursia y en la Universidad de Canberra, donde también impartí clases magistrales. Rosendo y toda su banda se convirtieron en mi familia adoptiva en este viaje. También estaba su mánager, Eugenio Muñoz, quien pasó a ser mi productor y piedra angular de este proyecto discográfico publicado con Warner Music».

 

Algo que tuvo que ser especialmente intenso fue tener la oportunidad de tocar frente a tumba del propio Rosendo Salvado. ¿Qué sensaciones te produjo?

Andrea: «Es emocionante ver el nombre de Tui inscrito en la tumba de Salvado y la catedral de Santiago pintada en las paredes de la iglesia principal de la abadía, un oasis de arquitectura española en el desierto.

Allí hay un órgano y un piano y, a mayores, tienen dos pianos de cola en otros edificios de la abadía, que es la única ciudad monástica de Australia. La música sigue estando muy presente y los monjes benedictinos me ofrecieron tocar allí, fue una experiencia inolvidable».

 

 

 

Ahora estás presentando Salvado – Piano Works (Warner Music Spain, 2022), un disco que reúne seis piezas del monje y que supone la primera grabación fonográfica de su música. ¿Cómo fue el proceso de reunir esas seis piezas? ¿Queda más material inédito?

Andrea: «Las tres piezas virtuosas para piano las encontré en los archivos de la catedral de Tui. La danza “Maquialó” aparece en las memorias de Salvado; la canción “Tantum Ergo” la encontré en 2020 en el monasterio de Cava de Tirreni en Italia, por ahora es la única para voz y piano. La sexta composición que grabé es un arreglo actual para piano que compuso y me envió el monje australiano Robert Nixon basándose en la melodía “Salve Regina” de Salvado.

Además, tiene dos misas; una de ellas se conservada en el Real Monasterio del Escorial, centro que la Reina Isabel II concedió presidir a Salvado, quien le regaló una supuesta viola Stradivarius que se guarda en Nueva Nursia, así como un método de solfeo que utilizó para enseñar música a los indígenas. Sus memorias citan algunas piezas más que no aparecen».

 

 

A pesar de ser monje, solo dos de los seis temas son música sacra “Tantum Ergo” (con las últimas estrofas del himno Pangue lingua de santo Tomás de Aquino) y “Salve Regina”. ¿No es llamativo?

Andrea: «Sí, es muy llamativo, e incluso la escritura instrumental del “Tantum Ergo” tiene estilo de canción italiana de carácter generalmente profana. Esta pieza se la dedica a la Señora Giordani para cantar a una o dos voces. Como curiosidad, una de las voces la atribuye a ‘Tudensi’, ¿querría el tudense Salvado autorretratarse como Velázquez en su cuadro Las Meninas o Woody Allen en su película Manhattan (1979)?

En el caso de la “Salve Regina”, arreglada por Robert Nixon, tiene una sonoridad más moderna de estilo new age que nos puede recordar a Philippe Glass o Ludovico Einaudi.

En cuanto al resto del repertorio para piano, todas las piezas son de estilo de salón y destinadas al divertimento de los seglares, con influencias del bel canto y mucho virtuosismo para impresionar al público. Y es que esta música era el concierto rock del momento.

Aunque desconocemos las fechas de composición, sabemos que las dedica a señoras y condesas, posiblemente para recaudar fondos para la misión australiana».

 

¿Cómo describirías la música de Rosendo Salvado?

Andrea: «Virtuosa, romántica, apasionada, patriótica, íntima».

 

 

Salvado fue también el primero que recogió y transcribió a partitura la música de los aborígenes australianos. Una muestra de esa huella es “Maquialó”; ¿podrías hablarnos de esta pieza?

Andrea: «“Maquialó” significa “luna en el cielo” en lengua indígena. Es una transcripción para piano que escribió Salvado sobre una melodía que cantaban los aborígenes para acompañar los trabajos de agricultura porque la música los estimulaba. Me llamó mucho la atención la preocupación de Rosendo Salvado en conservar la música tradicional indígena, demostrando su respeto a los llamados “sin alma”».

 

Para “Tantum Ergo” contaste con la voz de la soprano Leonor Bonilla. ¿Cómo surgió esta colaboración?

Andrea: «La grabación iba a ser con Ainhoa Arteta, nos quedamos con muy buena relación desde que actúo en IKFEM, pero infelizmente no pudo grabar por causa de la mala racha que atravesó en 2021. Así que buscamos una alternativa y fue maravilloso grabar con la soprano sevillana Leonor Bonilla.

Está realizando una carrera meteórica actuando en los principales teatros de España y fuera. Me impresionó su gusto musical, finura y potencia de voz. Nacimos en el mismo año, nos entendimos muy bien, a la media hora de estar ensayando juntas por primera vez, ya estábamos grabando».

 

 

Otra de tus colaboraciones es con la diseñadora española Ágatha Ruiz de la Prada, de la que vas vestida para la promoción y presentación de este trabajo. Hay un curioso contraste entre las innovadoras formas de esas prendas llenas de color y el clasicismo de la música. ¿Es una manera de romper con la imagen tradicional de la música clásica?

Andrea: «Las portadas de discos creativas y coloridas las asociamos a la música comercial, pero en música clásica son más antiguas que Matusalén, aunque menos habituales. Las primeras portadas de discos las diseñó en los años 40 Alex Steinweiss, revolucionando la manera en la que vemos la música. Su primer trabajo de packaging fue el concierto “Emperador” de Beethoven con la New York Philharmonic; esta portada tiene un gran un arco iris de colores y al fondo un piano de cola.

A mí me parecía fundamental cuidar todos los aspectos del disco, todo debía tener un mensaje artístico. En la portada de Salvado - Piano Works aparezco enfrente de un piano de cola vistiendo un traje de cintas con los colores del arco iris empujadas al aire. Quise simbolizar la explosión de energía que Salvado desprendió para luchar por los derechos humanos. Al mismo tiempo, reflejar el carácter de su música expresiva, viva y llena de matices. Aparezco con otros vestidos de Ágatha Ruiz de la Prada, uno con forma de piano de cola y, junto a Leonor Bonilla, otros de estilo indígena.

Por otro lado, la creatividad de las uñas me las hizo Verónica Marcalla, quien diseña las de Rosalía. Me pintó un arco iris de colores con forma de pentagrama conectando los diez dedos de las manos. La marca I.C.O.N. patrocinó el arte de los peinados y el maquillaje lo realizó la influencer Eva Escolano».

 

 

 

Foto © Cris Grande 

 

Salvado – Piano Works es el resultado, la materialización, de ocho años de trabajo. ¿Qué sientes al tenerlo, por fin, en las manos?

Andrea: «Cuando llegó el servicio de paquetería de Warner para entregarme los discos fue cuando sentí la mayor alegría: “ahora sí, ya está hecho, no puede suceder nada más”.

La elaboración de un disco conlleva muchas fases; en mi caso, me encargué de toda la coordinación de la mano de mi productor Eugenio Muñoz, por lo tanto, ha sido un trabajo muy personal y ambicioso que requirió de mucho esfuerzo, tesón y superación.

La parte musical la grabamos en Madrid, en PKO Studios y en Estudio Uno, y los videoclips en Madrid y Galicia. Fueron muchas sesiones, una pandemia por medio... así que con frecuencia recordé las tres P de Salvado para darme ánimos: prudencia, paciencia y perseverancia. Por suerte, me rodeó un equipo espectacular y me siento muy afortunada».

 

Foto © Alejandro Goris

 

Encontramos algunos paralelismos entre Rosendo Salvado y Andrea González: ambos de Tui, pianistas, divulgadores y formadores musicales (en el caso de Salvado sobre todo entre los propios indígenas)... Pero también como organizadores de eventos musicales, tú, por ejemplo, como directora del IKFEM, Salvado con esos conciertos en los que recaudaba fondos para el mantenimiento del monasterio. ¿Ves alguno más, más hondo, menos evidente?

Andrea: «“Mi ídolo no son los Beatles, Madonna, Rosalía o Mozart, lo es un monje benedictino llamado Rosendo Salvado”. Lo habréis leído en la camiseta que suelo llevar a mis conciertos y que está teniendo mucho éxito porque se inspira en la de James Rhodes o Carlota Corredera.

Sí, siento un cierto paralelismo con su figura, creo que el motor que nos mueve a ambos es transformar nuestro entorno para mejorarlo a través de las habilidades que tenemos, en este caso, ambos le damos importancia a las artes como herramienta para el cambio. Por supuesto, asumiendo las distancias porque Salvado fue un genio en muchas otras áreas como la botánica, la antropología, la homeopatía...

Se acaban de lanzar los vídeos de Las Estrellas del Camino’, donde hablo de mi conexión con Salvado. Es un proyecto de arte urbano con el que Estrella Galicia ha diseñado nueve murales a lo largo del Camino Portugués retratando a personas preocupadas por su entorno (en mi mural, que es gigante, salgo tocando el piano y está situado en la aduana de Tui)».

 

 Foto © Juanca Soto

 

Hace casi diez años que, como directora, estás al frente del transfronterizo IKFEM (International Keyboard Festival & Masterclass de la Eurocidade Tui–Valença), el «único festival del mundo con todos los instrumentos de teclado». ¿Cómo nació esta idea?

Andrea: «La idea nació en 2012 cuando los municipios fronterizos de Tui y Valença do Minho se unieron formando una Eurociudad. Me reuní con los respectivos alcaldes para crear un puente cultural entre ambos países y ciudades. Pretendía crear un puente humano intergeneracional y multicultural. Que el Camino de Santiago cruce la Eurociudad era otro argumento importantísimo.

Con el festival IKFEM creamos un puente de músicas de clásica, rock, pop, flamenco, fado, jazz, barroco, electrónica y todas las que imagines, con la identidad de los instrumentos de teclado que me permiten crear una línea en el tiempo de estilos musicales y épocas históricas para todos los públicos. La música dialoga con otras expresiones como la moda, la gastronomía, el cine, etc., y se organiza simultáneamente en España y Portugal».

 

 

Ya van tres veces que cerráis el puente internacional de Tui para convertirla en escenario en el marco del IKFEM con acciones bien originales: un concierto con diez pianos (2017, 2022) y un desfile de moda con diseños de Ágatha Ruiz de la Prada (2019); en esta pasada edición trajisteis tres instrumentos inéditos: il grande piano, el clavecín roïal y el carrilhâo Lusitanus... ¿Qué podemos esperar de próximas ediciones?

Andrea: «Ya estamos diseñando la próxima programación y aseguramos muchas sorpresas. Sabemos que la expectación es muy grande, el público agotó los aforos y la repercusión mediática tanto en Portugal como en España es inmejorable. En Portugal nos han publicado todas las televisiones y prensa nacionales, y en España prácticamente igual.

Cada año la responsabilidad es mayor, tenemos muchos ojos pendientes, trabajaremos duro para sorprender un año más borrando las fronteras».

 

Foto © Gus Abreu  

 

Hay quien dice que son tiempos difíciles para la música clásica en esta época de atención dividida y consumo rápido. Al mismo tiempo, solo hay que echarle un vistazo al catálogo de la Deutsche Grammophon para enterarse de que hay también aires de renovación, tanto a nivel formal como de imagen. ¿Cómo ves tú el momento de la música clásica?

Andrea: «Las estrategias de marketing son fundamentales en la industria musical, independientemente del género. Es fundamental crear estrategias para mejorar la venta, la promoción y fidelización, pero sin descuidar la calidad musical de la interpretación, es decir, la esencia del producto. Por ejemplo, si vas a un restaurante súper bonito y cool, pero cuando vas a comer tu churrasco te das cuenta que le han echado un aceite potenciador de brasa, le pones cero estrellas y una mala review, porque te sientes estafado después de la expectación creada. ¿A quién no le ha pasado? Lo importante es tener un producto musical de alta calidad y siempre contar la verdad para llegar al éxito.

Por otro lado, decir que el nivel musical en España está siendo muy alto. Soy vicepresidenta de Juventudes Musicales de España, lideramos un concurso y varios ciclos de música nacionales, y el nivel es espectacular. Pero tocar muy bien no es suficiente; una vez que hemos conseguido la excelencia musical, tenemos que conseguir la excelencia en venderlo, ambas partes al 50%. Si te quedas en lo musical estás todavía a mitad de camino».

 

Foto © Juanca Soto

 

En este contexto, y como profesora en el Conservatorio Superior de Música de Vigo, otra de tus múltiples facetas, ¿crees que los conservatorios necesitan cierta «actualización» o tienen vitalidad de sobra para seguir atrayendo a formando nuevos talentos?

Andrea: «Ya estamos dándole una vuelta de tuerca. Desde la nueva especialidad de Producción y Gestión, que solo se imparte en tres conservatorios públicos superiores en España, enseñamos precisamente las habilidades que necesita un músico más allá de su formación musical. Es un programa pionero en Galicia.

Otro paso que daría es conectar todos los centros públicos de Enseñanzas Artísticas de Galicia para que trabajen de manera interdisciplinar regularmente entre ellos. Por ejemplo, los músicos necesitamos de los actores para comunicarnos con el público, de la moda para crear nuestra identidad, de los medios audiovisuales para nuestros videoclips y espectáculos, de los diseñadores gráfico para el marketing de nuestro producto. Los profesionales de las industrias creativas trabajamos de este modo interdisciplinar y el alumnado debería formarse en ello».

 

La puesta en escena de Salvado – Piano Works es un espectáculo que incluye vídeos, anécdotas e historias de Salvado con la música como hilo conductor. ¿Que buscas con esta conversación en directo entre varias disciplinas?

Andrea: «Lo que hago en escena pretendo que sea más que un concierto de música clásica. Además de interpretar la música de Salvado, proyecto vídeos, cuento anécdotas, actúa una cantante conmigo y el público participa. Procuro que el público salga del espectáculo sorprendido por descubrir a una heroína desconocida de nuestra historia y empoderada para seguir con los brazos en alto en nuestro día a día».

 

Acabas de presentar el disco en Madrid, después de hacer lo propio en varias localidades gallegas, incluida tu Tui natal. ¿Cómo está siendo su acogida en directo? ¿Puedes adelantar alguna otra fecha más?

Andrea: «Realizamos una gira de conciertos en auditorios de Galicia y en Madrid, entre ellos el Teatro Real, que me hizo una ilusión tremenda. La reacción del público está siendo una pasada, por eso me anima a seguir llevando el espectáculo a más lugares. Ahora mismo estamos trabajando en un tour por otras comunidades autónomas y en Australia».

 

En la actualidad, ¿qué artista o grupo gallego nos recomendarías? ¿Algún favorito que deberíamos conocer?

Andrea: «Destacaría tres mujeres: las jóvenes emergentes Fillas de Cassandra, un gran descubrimiento de este pasado verano. La artista pop dani que ya está actuando en circuitos musicales afamados, y la potente y experta SÉS. Pronto saldrá a la luz el primer proyecto discográfico del gallego-australiano Olivier Martin, os sugiero estar muy atentos».

 

Si abriésemos tu cuenta personal de Spotify, ¿qué escucharíamos? 100% Sinceridad, 0% Vergüenza.

Andrea: «Ella Fitzgerald, Norah Jones, Maria João Pires, Rosalía, Andrea González...».

 

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