FRANCISCO CASTRO: «LA MÚSICA ES UNA FACETA MÁS DE MI CONDICIÓN DE CREADOR»
Después de tres décadas dedicadas a la literatura, Francisco Castro (Vigo, 1966) debuta como músico —«una faceta más de mi condición de creador»— haciendo de su sueño una realidad. Castro escribe así un nuevo capítulo en su trayectoria profesional y, en este, sus letras vienen acompañadas de acordes rock, funk y pop.
Agora é o tempo (Awanta Producións, 2023) es su primer trabajo discográfico, un EP de seis cortes que gravitan alrededor de ritmos pegadizos y, sobre todo, letras intensas que reflejan su fuerza poética.
Escritor, editor... ¡y ahora músico! ¿Qué lleva a Francisco Castro a debutar en la música después de 30 años dedicados a la literatura? ¿Por qué ahora era el tiempo?
Francisco Castro: «El título del disco ya define bien lo que pienso sobre lo que me preguntas. Que ahora es el tiempo para hacer esto que hice. Yo toda la vida me vi como músico. Siempre digo que la Literatura era el Plan B. Y no me fue, no me va, nada mal en el Plan B; soy feliz como escritor. Pero sobre todo yo siempre me sentí músico.
Compuse mucho en la adolescencia y hasta los veintipocos. Luego lo dejé para concentrarme en mi carrera de escritor, pero siempre soñando con los escenarios, con tocar ahí arriba. Y sobre todo con componer, con contar de otro modo. En el fondo, la música es una faceta más de mi condición de creador.
Para mí no hay un salto; entiendo que pueda sorprender a mucha gente, pero para mí es algo del más natural».
Tocas la guitarra, pero antes de este debut, ¿tenías alguna experiencia previa en el mundo de la música? ¿Cuál, y cómo, recuerdas tu primer contacto con esta disciplina artística?
Francisco: «Pues no, excepto que le hice los coros, medio de casualidad, a una de las últimas grabaciones de Suso Vaamonde, para una canción titulada “O mozo Daniel" que publicó en 1986 con letra de Celso Emilio Ferreiro. Excepto eso, nada de nada.
Debuté con 57 años y un día, al día siguiente de mi aniversario. Pero sentí, cuando salí al escenario, que era el momento para lo que llevaba preparándome toda la vida. De hecho estaba como medio mosqueado por no tener nervios. ¡Me pongo más nervioso cuando tengo que presentar un nuevo libro!».
Foto © Carlos Gil
Eres un melómano en general y un beatlemaníaco en particular; ahora, como músico, ¿quién dirías que tiene, o tuvo, un particular impacto en tu manera de ver, y entender, la música?
Francisco: «Obviamente los Beatles primero de todo. Los escucho ocho días a la semana desde muy niño. Perdí la cuenta de las docenas de libros que leí sobre ellos, incluso publiqué uno sobre ellos que está teniendo muy buena acogida y acaba de publicarse también en Argentina.
Pero hay mucho más. En general toda la música de los 60 y de los 70; yo que sé, Police, Queen, ABBA. Pero también los cantautores españoles del tardofranquismo. O Cohen. La verdad es que escucho música de todo tipo. Hasta reguetón».
Entre la música de cantautor y el rock, pasando por el funk y el pop, ¿cómo describirías la música de Francisco Castro?
Francisco: «La música de Francisco Castro sobre todo gravita entre dos centros: una música con bases en el rock and roll y letras muy honestas. En ese abanico, honestidad. Las canciones son trozos de mí. No hay impostura ni falsedad; soy yo en pelotas».
Tu obra como escritor es fundamentalmente narrativa en prosa, ¿cómo afronta un narrador eso de escribir canciones?
Francisco: «Pues de una manera muy similar. Yo echo la canción sin preocuparme mucho de asuntos de métrica o de rima, aunque cuando salen a la primera, es una gozada.
Como con las novelas, lo que quiero es contar la historia. Luego, ya con más calma, le doy vueltas y vueltas hasta que dice exactamente lo que quiero decir y cómo lo quiero decir. Quien escuchó el disco celebró también mucho lo cuidado de las letras. Para mí el mensaje es fundamental».
Foto © Carlos Gil
En este proyecto no estás solo; ¿quién es quién en la Banda de los Borges y de qué manera complementan a tu faceta solista? ¿Qué crees que aportan, además de sus instrumentos, al proyecto?
Francisco: «La Banda de los Borges son los que me cobijan, cuidan, miman y hacen que brille como cantante y como compositor. Soy el ghicho más afortunado del mundo por contar con estos musicazos que decidieron echar semanas y semanas de ensayo con un desconocido como yo. Todos son unos fenómenos.
Empezaría señalando a Federico Welicki, el director musical, mi hermano, el bajista. Él tiene en cabeza cómo quiere que sonemos exactamente. Él es el Von Karajan de esta historia. Pero el resto son todos increíbles. Paulo Silva, nuestro percusionista, es el pulmón que toda banda necesita. Marca el ritmo, nos hace vibrar. Luego están dos guitarristas increíbles; por una parte, Viktor Vega, un chico con un swing increíble, que viene del trash metal y se lio en una banda en la que hacemos baladas, ska y mucho rock and roll a veces clásico. Un fenómeno. Y el otro guitarra es Daniel Figueroa, quien, como yo digo, tiene veinte dedos en cada mano, sino no se entiende cómo puede hacer los suelos que hace y los sonidos que le saca la guitarra. René Zerpa está en los teclados; las canciones con él se vuelven grandes, cogen cuerpo, levan. Y luego, mis dos coristas: Verónica Santalices y Érika Welicki. De alguna manera, canto para ellas y ellas son el colchón que me hace rebotar hacia arriba envuelto en sonidos perfectos.
Esa es la Banda de los Borges. Por eso soy el ghicho más afortunado del mundo».
Agora é o tempo (Awanta Producións, 2023) es tu primer disco, publicado a finales de septiembre después de 18 meses de intenso trabajo. ¿Qué destacarías de ese año y medio de labor desarrollando el álbum? ¿Cómo pasa de ser algo abstracto a algo material?
Francisco: «Fue un proceso creativo maravilloso. Me acordaba de los Anthology de los Beatles que se publicaron en 1995 y que nos permitió ver cómo cambiaban las canciones desde que llegaban con ellas al estudio a cómo quedaban después de los cambios que los distintos músicos iban metiendo, o el trabajo del productor. Aquí pasó igual.
La canción la hago yo en la soledad de casa, luego trabajo con Federico Welicki y decidimos: ¿esta cómo va a ser? ¿la aceleramos? ¿la dejo así? Y luego entran los músicos que con su profesionalidad le dan esa hechura elegante final. Fue mucha gente de la música la que me dijo que era una grabación impecable, una producción perfecta. Eso es mérito de todos».
¿Cómo fue el proceso creativo de este disco? ¿De qué modo fuiste construyendo los temas hasta llegar a los seis que escuchamos en el disco?
Francisco: «De algún modo ya lo dije en la anterior respuesta. La canción nace como algo muy básico: una guitarra acústica y yo. Yo tengo una idea de por dónde quiero llevarla y, luego, en el trabajo con Fede, las canciones se van engrandeciendo y pareciéndose a lo que de verdad pretendo expresar tanto lírica como musicalmente».
Foto © Carlos Gil
¿Es todo material nuevo o tiraste de canciones ya escritas a lo largo de tu vida?
Francisco: «Todo es material nuevo. Estuve unos treinta años sin componer. El disco es todo material compuesto desde la pandemia en adelante».
En los coros, el soul planea sobre todo el álbum, pero también en otros detalles como en los arreglos de metales. ¿Qué es lo que te atrae de la música negra norteamericana para que tu rock acabe teñido de ella?
Francisco: «El rock and roll lo inventaron los negros, pero quien se hizo famoso fue Elvis, porque era blanco y los estadounidenses unos racistas. Pero el alma del rock, del soul, del jazz, es negra, así que hay mucho en el disco de ese espíritu. Hay muchos metales tipo motown, sin duda…».
Foto © Carlos Gil
¿Por qué “Agora é o tempo”, el tema más abiertamente funky, acabó por dar título al disco?
Francisco: «Por lo que comentaba al inicio de esta entrevista. El disco nace, en parte, porque me doy cuenta de ya no soy un niño, tengo 57, pero también porque ahora, digamos, estoy preparado; ahora no tengo miedos, ahora no me rompo la cabeza pensando, ¿cantaré mal?, ¿tendré mala voz?, ¿será una cursilería esto que vengo de escribir? Ahora es el tiempo de hacer lo que me pete. Por eso el disco se llama así, como la canción».
En conjunto, las letras del EP empujan el oyente a reivindicar la vida, a pelear y reflexionar sobre la realidad que nos rodea. En tu opinión, ¿puede la música despertar conciencias?
Francisco: «La música lleva despertando conciencias toda la vida. Mira “Imagine”, por ejemplo. O la caña que le metía el franquismo a los de Voces Ceibes cuando cantaban el que cantaban en plena dictadura. Con todo el respeto, a mí no me interesa la música que no tiene mensaje. Puedo cantar y disfrutar en una fiesta y gritar, “Aquí no hay playa”, pero no me veo cantando esa clase de cosas».
Al hilo, ¿qué, o quién, inspiró las letras? ¿Eres de los que esperan por las musas o de los que van al encuentro de ellas?
Francisco: «Cada letra nace de un impulso distinto. Las de temática más social nacen claramente de la actualidad; por ejemplo, "Canción de guerra" nació al día siguiente de la invasión de la Ucrania. Y luego hay muchas canciones de amor que tienen que ver con mi situación sentimental actual.
Y unas nacen solas y otras no es que vaya por ellas, pero sí que digo: voy a componer un soul, o, voy por una canción de mala leche. Esas cosas».
El disco fue grabado en Vigo, A Estrada, Madrid, Seattle, Los Ángeles y Buenos Aires... ¿cómo se gestó tal grabación trasatlántica? Lo de la logística bien... ¿no?
Francisco: «Ahí el papel fundamental fue el de Federico Welicki, que sabía con quién había que grabar y dónde para cada tema. Buscamos a los mejores allí donde estuvieran. Yo tenía claro que no quería hacer cualquier cosa, que no quería grabar, digamos, de una manera "correcta" sin más. Quería un disco redondo. Intachable. Por eso hubo que moverse tanto».
Para la producción del álbum contaste con Federico Welicki, productor y músico argentino quien, además, también forma parte de los Borges. ¿cómo fue a trabajar con él en el estudio?
Francisco: «Federico es como un hermano para mí. De hecho, él es el culpable de que yo hiciese el disco. Fue el primero que escuchó las canciones, además de Inma López Silva, mi pareja, y fue él quien dijo que ahí había buen material y que podíamos lanzarnos a la aventura. Si él no creyese en mí, yo no habría dado ese paso.
Trabajar con él es muy fácil. Es muy minucioso, mucho más que yo. Y muy metódico; antes de grabar, te hace trabajar las maquetas y ensayar tropecientalsmil veces. El objetivo es entrar en el estudio de grabación y optimizar el tiempo. Todos tenemos claro lo que tenemos que hacer. Él es el 50 por ciento del éxito de este disco».
Foto © Carlos Gil
Desde la presentación de Agora é o tempo en el mítico TeatroSalesianos de Vigo, ya has subido a varios escenarios; esta semana mismo tienes concierto en el Corte Inglés de Vigo. ¿Cómo está siendo su acogida en directo? ¿Qué puede esperar el público de un concierto de Francisco Castro?
Francisco: «Esta semana serán tres conciertos. El acústico de El Corte Inglés, al día siguiente con un espectáculo más pequeño con Fede y al día siguiente iré yo solo a tocar a Lugo.
La acogida está siendo espectacular. La verdad es que creo que la clave estuvo en el factor sorpresa. Probablemente lo que todo el mundo esperaba de mí era un rollito cantautor, con guitarra y cara de sufrimiento, no un concierto tan decibélico, tan bien armado y con tantos estilos, porque hay rock, ¡pero hacemos un ska, calypso, balada, reggae! Y la gente sale de los conciertos diciendo, “ostras, ¡¿pero esto que es?!”».
En esa presentación tocaste temas que no están en el EP, como “Sete chorares” o “Unha canción para o meu pai”. ¿Son descartes del álbum o, por el contrario, son candidatos a ser parte de un futuro trabajo?
Francisco: «Formarán parte del siguiente disco con total seguridad, pero ya las incorporamos al directo.
La de "Os sete chorares" nació porque yo quería hacer una composición que solo tuviese percusión, sin ninguna otra clase de armonía ni recurso musical. Es uno de los grandes momentos del concierto, porque todos los músicos se juntan conmigo y, con pequeños elementos de percusión, o incluso con las palmas de las manos, me acompañan en una canción muy intensa. Y la que le dediqué a mi padre también es otro gran momento del concierto. Me quedo solo en el escenario. La guitarra y yo. Y la memoria de todos los que se nos fueron y echamos en falta todos los días».
Ahora, con el disco en la mano ya presentado, ¿cómo estás experimentando esta nueva faceta artística?
Francisco: «Con placer, con emoción, con muchísima alegría. Además, empecé con los conciertos en la misma semana en la que decidí marcharme de Galaxia. Así que, mira, miel sobre filloas».
Y ahora es tiempo de...
Francisco: «De vivir, de cantar, de rocanlorear, de salir de gira, de pasarlo bien. Día a día. No me planteo más que el día a día. Ya tengo edad de sobra y una trayectoria sólida detrás en la cultura gallega como para que me preocupen muy pocas cosas».
En la actualidad, ¿qué artista o grupo gallego nos recomendarías? ¿Algún favorito que deberíamos conocer?
Francisco: «¡Hay tantos!, así que voy a tirar para casa: Los Weli Kings grupo de Verónica Santalices y de Fede».
Si abriésemos tu cuenta personal de Spotify, ¿qué escucharíamos? 100% Sinceridad, 0% Vergüenza
Francisco: «Pues una lista muy heterogénea en la que hay de todo. Beatles, Queen, Police, pero también La Quinta Estación o José Luis Perales».