MICRO MOON: «BUSCAMOS ESE EFECTO DE SENSACIONES DE INQUIETUD CAUSADAS POR UN LUGAR QUE PUEDE SER MENTAL O FÍSICO»

La pianista y científica gallega Isabel Pérez Castro y el músico inglés Stephen Holbrook son los responsables de una electrónica oscura, cruda. Micro Moon es su proyecto, completamente casero, en el que combinan sonidos encontrados y texturas creadas con la electrónica más tradicional; sobre los sintetizadores, teclas y cuerdas bailan de forma orgánica, mezclas de capas y paisajes sonoros evocan futuros perdidos.
Tras haber publicado un par de singles y otro par de EP, el dúo está ahora presentando Figure in a Landscape (2025), su trabajo más reciente; un viaje sonoro a través de seis temas maravillosamente elaborados, inspirados en las «muchas caminatas tanto en Inglaterra como en Galicia, algunas a sitios bastante remotos».
Isabel Pérez Castro, pianista (y científica) gallega, y el músico inglés Stephen Holbrook son los responsables de la electrónica cruda de Micro Moon. ¿Cómo surge el proyecto hace ya unos cinco años?
Isabel Pérez, Stephen Holbrook: «Pues los dos tocábamos con frecuencia por separado en casa, cada uno su música, pero llevábamos mucho tiempo hablando de hacer algo juntos aunque nunca nos habíamos puesto en serio. Hasta que cogimos el COVID al principio de todo de la pandemia, nos mandaron a los dos para casa quince días y ahí empezamos a hacer algo, en principio porque teníamos tiempo.
Había días que nos encontrábamos fatal y no tocábamos nada, pero ese tiempo también dio para mucho intercambio de ideas».
Una microluna (micromoon) es una luna llena o nueva próxima al apogeo, el punto más alejado de la Tierra. ¿Por qué Micro Moon para designar el dúo?
Isabel, Stephen: «Porque al principio hacíamos la mayoría de la música de noche al volver de trabajar —y, en el caso de Stephen, también durante el tiempo libre de los turnos de noche en los que a veces le toca trabajar— en habitaciones oscuras, solo con la luz de lámparas no muy potentes y de la pantalla de un portátil, ¡era muy secreto todo!».
Isabel, tú eres pianista de formación clásica, ¿trasladas de alguna manera esta faceta más, digamos, académica al proyecto?
Isabel: «Pues supongo que sí, sigo tocando mucha música clásica en casa y eso influye mucho tanto en la manera de tocar como en el tipo de composiciones y de melodías que te salen de la cabeza, seguramente más de lo que me parece a mí».
Por su parte, Stephen es más de cuerdas que de teclas, formando parte de bandas como guitarrista o bajista (Cop on the Edge, They Explode) donde tocabas rock, indie, post punk... Vaya, géneros lejanos a lo que hacéis en Micro Moon. ¿Crees que afecta de algún modo tu experiencia musical previa al sonido de Micro Moon? De ser así, ¿cómo?
Stephen: «Todas las experiencias que vas teniendo influyen en lo que haces a nivel artístico, pero cuánto, la verdad es que es difícil de medir.
Yo llevo años tocando y grabando música ambient con la guitarra, no continuamente pero con frecuencia, así que este proyecto tampoco es territorio completamente desconocido. Pero bueno, también tocó algo los teclados en Micro Moon, porque nuestra música está muy basada en los sintetizadores. En realidad, usamos todo lo que tenemos a mano si da la textura que buscamos o simplemente para experimentar».
Aunque estáis basados en Londres, visitáis Galicia con frecuencia. Isabel, como gallega en la diáspora, y Stephen como admirador de nuestro Carnaval, ¿influye la conexión gallega en vuestras composiciones?
Stephen: «Pues para mí empezó teniendo mucho de emoción por un sitio nuevo con nuevas experiencias que me intrigaban, pero obviamente para Isabel es distinto [risas]. En cuanto a la música, pues es un intento de canalizar lo que sientes cuando estás en un paisaje diferente. Yo creo que eso les pasa a muchos compositores, escritores...».
Isabel: «Para mí ser gallega es el estado “por defecto”, así que creo que no me influye, pero en realidad, visto desde fuera claro está que sí que lo hace. Lo cierto es que ahora que voy y vengo con frecuencia, me fijo mucho en las diferencias, pero sobre todo en las similitudes entre ambos países; es un tema del que hablamos muy a menudo y que a veces intentamos reflejar en la música».
En la revista Electronic Sound se os describía como un dúo que crea sonidos inspirados en el drone celta y el ambient dreampop. ¿Os sentís reflejados en esa definición?
Stephen: «Cuando alguien habla de tu trabajo siempre es interesante porque cuando estás dentro es muy difícil definirlo y verlo objetivamente. Si eso es lo que alguien oye cuando nos escucha, es perfectamente válido. En cuanto la música está terminada y el público la puede escuchar, ya no te pertenece y quien escucha puede decidir».
Isabel: «Yo estoy a topísimo con esas definiciones; pero también hubo por ahí quien dijo que hacemos “drone eclesiástico” y casi que es mi favorita [risas]».
Al hilo, si fueseis vosotros los que tuvieseis que describir vuestra música, ¿cómo lo haríais? ¿A qué suena Micro Moon?
Isabel, Stephen: «A un universo pequeñito lleno de momentos alegres y de felices coincidencias pero también con bastante oscuridad».
Vuestras influencias van desde bandas sonoras de películas de terror hasta la música clásica, pasando por el Radiophonic Workshop de la BBC; pero afinando aún más, ¿a quién señalaríais como principales influencias?
Isabel, Stephen: «Pues no sabemos muy bien como afinar aún más... Además de la música que acabáis de mencionar (que incluye a Goblin, Daphne Oram, etc) también están Roger Eno y Eliane Radigue, que son maravillosos los dos».
Apropiadamente titulada, Public Health (2020) es vuestra primera referencia discográfica, un álbum de cinco cortes publicado a finales de aquel verán marcado por la «desescalada». ¿Cuánto de inspiración tuvo la situación que estábamos viviendo en el desarrollo de este disco? Es decir, de no ser por la pandemia, ¿existiría?
Isabel, Stephen: «Pues sí, pero seguramente sonaría diferente y habría salido después. Nosotros ya teníamos la idea de usar ese título desde que viéramos una exposición sobre el tema el año anterior, ¡pero en 2020 la vida empezó a imitar al arte, suponemos! [Risas].
Estábamos en Inglaterra, donde la situación no fue exactamente igual que la de España. Cogimos el COVID antes de los confinamientos e incluso antes de que se conociesen todos los síntomas —la primera noticia que tuvimos, por ejemplo, sobre la pérdida de olfato, fue cuando lo perdimos nosotros— y cuando nos recuperamos, los dos seguimos trabajando porque ni la ciencia ni la tele podían parar. Así que nuestra situación fue algo diferente de la del resto de la gente.
Lo que sí fue común para todo el mundo es que había mucho caos en el sentido de que nadie sabía muy bien cómo reaccionar o que hacer, así que nos inspiramos también bastante en estos ideales “utópicos” de salud y arquitectura».
Además de dar título a la cuarta pista del disco, Paimio es una ciudad de Finlandia en la que se encuentra un célebre sanatorio antituberculoso, obra del arquitecto finlandés Alvar Aalto. Teniendo en cuenta que Isabel trabajó en el desarrollo de fármacos contra la tuberculosis (y nosotros no creemos en las casualidades), ¿existe realmente la relación entre vuestro “Paimio” y ese edificio diseñado por Aalto?
Isabel, Stephen: «Sí, de hecho por eso la titulamos así [risas]. En ese EP también se puede escuchar un bajo tratando de imitar el sonido de una respiración dificultosa como la que tendrían los pacientes de ese sanatorio finlandés... y que también tuvimos nosotros a veces con el COVID cuando empezamos a trabajar en el proyecto».
Las «casualidades» arquitectónicas y sanitarias no t aquí, sino que, en Public Health utilizáis extractos de Living with Buildings and Walking with Ghosts (Iain Sinclair, 2018) —libro que aborda la relación entre la salud y la arquitectura— y The Centre (JB Holmes, 1948), documental sobre el experimento Peckham centrado en la medicina social preventiva a mediados del siglo XX. ¿Por qué escoger estas dos obras en particular para «ser parte» de este álbum?
Stephen: «Porque yo viví en Peckham (un barrio del sur de Londres) hace años, así que me interesaba desde un punto de vista histórico, y además los dos trabajos estaban relacionados con lo que queríamos hacer en el EP».
Sinclair es conocido por su estudio de la psicogeografía, una propuesta que explora como el ambiente geográfico afecta a las emociones y al comportamiento de las personas. ¿Qué os llevó a componer sobre este tema en especial?
Stephen: «A los dos siempre nos han fascinado bastante los sitios “vacíos”, extraños y “en medio de la nada”, que hacen sentir a uno raro y fuera de lugar. Y en mi caso, desde que empecé a escribir canciones en la adolescencia me di de cuenta de que muchas hablan de lugares y del efecto que esos lugares tienen en las personas, no sé por qué. Ya de mayor descubrí los términos “psicogeografía” y “espacio liminal” y todo encajó. Yo no tenía ni idea de que esos términos existían desde los años 50. “Ah, ¡así que era eso! ¡Hay más gente rara ahí fuera!” [Risas]. Y después descubrí el trabajo de escritores como Iain Sinclair».
Isabel: «Yo no escribo letras, solo música, pero busco mucho ese efecto de sensaciones de inquietud causadas por un lugar que puede ser mental pero también físico, como en Figure in a Landscape. No es algo buscado conscientemente ni a propósito, pero al final es lo que acaba saliendo».
El título de vuestro siguiente EP, The Fear Frequency (2023), hace referencia a la llamada «frecuencia del miedo», un sonido que está por debajo del límite de audición humana (20 Hz) y que, por lo visto, afecta al cuerpo humano de distintas maneras. ¿Qué reacciones buscabais despertar en el oyente con este puñado de canciones?
Isabel, Stephen: «¡Miedo paralizante, dolor de barriga y malestar general [risas]! No, en serio, teníamos varias piezas que sonaban mucho a banda sonora de peli de terror y decidimos combinar varias en una, pulir un poco las demás y sacarlas para Halloween/Difuntos de aquel año, un poco en broma.
Pero la ciencia detrás de eso es muy interesante. La frecuencia “del miedo” está por debajo de los sonidos audibles, pero sí que genera vibraciones que pueden resonar con el cuerpo humano y hacen sentir a uno incómodo o como que “hay algo en la habitación”. De hecho, las pelis de miedo usan mucho este recurso; aunque no se escuche, sí que hay sintetizadores que la pueden generar.
Lo que sí, no usamos la frecuencia esa en todos los temas, ¡la duda es si alguien notaría la diferencia!».
Acabáis de lanzar vuestro último trabajo, Figure in a Landscape (2025), con seis cortes inspirados en lugares del mundo real. ¿Cuál es la idea tras él?
Isabel, Stephen: «Pues después de muchas caminatas tanto en Inglaterra como en Galicia, algunas a sitios bastante remotos, nos sentimos inspirados. Ya teníamos algunas ideas grabadas o a medio grabar y decidimos combinarlo todo.
La idea es la de la intervención humana en paisajes naturales, como puede ser un faro, el Mars Rover o una frontera».
“Mirror Marsh” hace referencia a los espejos acústicos de Romney Marsh y “Fábrica de Luz” a las primeras infraestructuras hidroeléctricas de Galicia. ¿Qué os llamaron la atención de estos espacios en particular?
Isabel, Stephen: «Que son estructuras de apariencia casi brutalista y muy poco natural en espacios naturales o rurales que, de no ser por ellas, siguen estando muy poco modificados. Es un contraste tremendo».
Mientras esas dos piezas estaban inspiradas en lugares concretos, con «nombre propio» se podría decir, “Desire Lines” y “Radiofaro” son más generales... pero que siguen siendo referencias topográficas. Espacios, lugares y salud parecen ser constantes de vuestro trabajo, ¿no?
Stephen: «Yo creo que sí, al final parece que es lo que nos acaba saliendo cuando improvisamos. Pero tampoco tratamos de que la música sea descriptiva, al final eso lo decide quien la escucha».
Vosotros mismos recorréis a pie los lugares sobre los que después componéis. ¿Cómo es el proceso de transformar una experiencia física, como caminar por un lugar, en una pieza sonora? ¿Hay un momento concreto en el que decidís que ese lugar se va a convertir en un tema? ¿Tiene que ver más con las sensaciones que os transmite o influyen también los sonidos que se escuchan en ese lugar?
Stephen: «Bueno, no es una ciencia exacta, es algo bastante abstracto sobre todo al principio. Puede ser el lugar en sí, los sonidos y también las sensaciones que te causa. Supongo que una combinación de todo, la “huella mental” que le llaman».
Isabel: «La verdad es que nunca estamos en un sitio y decidimos que vamos a hacer música sobre él, el proceso es más el de estar haciendo música en casa y pensar “oh pues mira, esto suena a aquel sitio donde fuimos el otro día”».
En los créditos, además de esos instrumentos y sintes que comentábamos, también hay «sonidos encontrados», ¿de dónde salen y cómo decidís integrarlos en las canciones? ¿Algunos de ellos son grabaciones de campo recogidas en los lugares a los que hacen referencia los títulos de los temas?
Isabel, Stephen: «Uy, ¡todo puede ser una fuente de sonido para nosotros! Algunos son sonidos que hacemos nosotros con objetos que tenemos a mano, pero otras veces sí que tienen que ver con los lugares de los títulos; por ejemplo, los pájaros que se escuchan en “Border” los grabamos en la frontera entre Inglaterra y Escocia. Depende un poco del color o textura que estemos buscando».
Aunque desde vuestros inicios seguís siendo fieles a vuestros instrumentos «acústicos», el peso en las composiciones de Micro Moon la lleva los sintetizadores. Sin embargo, notamos como en este EP parece haber más equilibrio entre los sintes y los demás instrumentos, ¿no? ¿Qué propició este pequeño cambio?
Isabel: «Pues yo tenía varias piezas con el piano que había grabado sin intención de nada; ahí se quedaron en una carpeta en el portátil y un día escuchándolas pensamos que igual era buena idea usarlas como base para canciones de Micro Moon. Y una vez que nos pusimos a trabajar en ellas también nos pareció buena idea usar una guitarra acústica en otras. Pero bueno, tampoco fue nada planteado, fue lo que nos apetecía hacer en el momento».
La portada de este disco plasma parte de los «oídos de escucha» de Greatstone (Kent) que, curiosamente, también utilizáis como vuestra foto de perfil. ¿Qué significan para vosotros estos espejos acústicos como para dedicarles, además de una canción, el protagonismo de la portada (además de emplearlos, desde antes, como imagen de perfil en diferentes redes)?
Isabel, Stephen: «Pues, además de por ser aparatos de sonido (no hay nada que nos guste más que un aparato de sonido viejo), lo que más nos llama la atención es lo fuera de lugar que se ven en el sitio en el que están, que es un poco como nosotros nos sentíamos cuando empezamos con el proyecto este. Y además marcan el momento en el que comenzamos con el grupo, ya que fue la última excursión que hicimos antes del primero confinamiento».
Para la publicación del álbum contasteis con la discográfica Clay Pipe Music, que también distribuye el formato físico del mini-CD. Después de varias autoediciones, ¿qué os hizo optar por una discográfica en esta ocasión? ¿Cómo está siendo la experiencia junto a ellos?
Isabel, Stephen: «Llevábamos un tiempo siguiendo a Clay Pipe en redes y comprando alguno de sus discos porque nos gustaba mucho no solo la música que tiene en el catálogo, sino su filosofía, y nos parecía que podría ser la discográfica perfecta para nosotros. Y después, el destino (a través de una feria de discos en nuestro barrio) nos juntó.
Es fantástico trabajar con ellos. Frances, que es la directora, también es ilustradora y hace las portadas. Le dan tanta importancia a las ilustraciones como a la música que acompañan y, más que trabajando con una discográfica, es como si fuese una colaboración entre dos grupos de artistas».
Vuestra música tiene una calidad cinematográfica muy marcada: texturas atmosféricas, capas sonoras que avanzan lentamente, y un sentido muy fuerte del espacio y del tiempo. Si Micro Moon fuese la banda sonora de una película, ¿de cuál sería?
Stephen: «Pues... la típica película oscura que no conoce ni Dios y que no hay manera de encontrar una copia, pero que hay quien cuenta que la vio en un cineclub a las doce de la noche, y que es la única que hizo el director antes de volverse loco».
Isabel: «No sé, a mí me gusta pensar que sonamos a A Ghost Story (David Lowery, 2017)».
Vuestra música todavía no fue presentada en directo, pero leemos que sería algo que os gustaría hacer. ¿Cómo imagináis, pues, que sería un concierto de Micro Moon?
Isabel, Stephen: «¡Buenísimo! [Risas]. No, en serio, hemos hablado algo sobre el tema últimamente y lo único que tenemos claro es que, como trabajamos a escala pequeña, en lugares pequeños y el proceso tiene mucho de “artesano”, nos gustaría transmitir eso al tocar en directo».
En la actualidad, ¿qué artista o grupo gallego nos recomendaríais? ¿Algún favorito que deberíamos conocer?
Isabel, Stephen: «Hay muchísimas cosas interesantes y que nos encantan, pero nuestros favoritos son Chicharrón, Grampoder, Mercedes Peón, Carme López... También somos muy fans de música más old school como la que hacen Samesugas y Espiño».
Isabel: «Hace poco vine a Xabier Díaz en Ourense y, aunque no lo había escuchado mucho hasta entonces, me encantó lo que hace».
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Stephen: «Un montón de doom metal, folk inglés y disco».
Isabel: «Pues yo no tengo Spotify y me da pena que la frase “tu spotify” hace ya años que haya pasado a significar “la música que escuchas o que te gusta”... Obviamente esto no es una crítica hacia vosotros, ¿eh? Solo estáis usando la expresión que usa todo el mundo y que, nos guste o no, viene de una realidad.
En cuanto a la música que tengo y que escucho, pues un poco de todo porque ya no me queda criterio ninguno, todo me interesa: mucha música clásica, bandas sonoras, un montón de cosas de Brian Eno, garage, psicodelia y rock de los 60, northern soul, cosas como Vainica Doble... y también doom metal, folk y disco igual que Stephen, música experimental de todas las épocas... Pero bueno, siempre vuelvo a los Beatles que son zona de confort (y uno de mis discos favoritos de la vida sigue siendo de George Michael)».