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TOR: «TODAS LAS MÚSICAS TIENEN UNA HISTORIA DE VIDA DETRÁS, DE PERSONAS QUE CONSERVARON NUESTRA CULTURA Y MÚSICA»

TOR: «TODAS LAS MÚSICAS TIENEN UNA HISTORIA DE VIDA DETRÁS, DE PERSONAS QUE CONSERVARON NUESTRA CULTURA Y MÚSICA»
27 JULY 2020

Los hermanos Cástor (flautas de madera) y Félix Castro (anglo concertina, acordeón diatónico, gaita gallega), junto con Álvaro Iglesias (contrabajo) y Xosé Liz (bouzouki, guitarra acústica, mandolina), conforman el grupo de folk céltico Tor. Influenciados por figuras como Paco de Escornabois, Tannahill Weavers o Kornog, Tor explora la musicalidad tradicional de las comarcas de A Limia, Frieiras o Navia a través de un sonido guiado por la fusión de melodías provenientes de instrumentos clásicos y tradicionales; como resultado, escuchamos un conjunto de muñeiras, alboradas o mazurcas que recuerdan al folk atlántico europeo.

 

El pasado 1 de julio el cuarteto se estrenaba en el mercado discográfico con TOR (Inquedanzas Sonoras, 2020), una colección de 11 piezas, dos de ellas grabadas en directo, en su mayoría versiones propias sobre temas tradicionales recogidos, principalmente, del archivo propio de partituras, discos antiguos y grabaciones de campo.

 

 

 

Antes de formarse Tor, cada uno de vosotros pertenecía a distintas agrupaciones e incluso erais colaboradores de proyectos de otros artistas. ¿Qué os llevó a dar el paso y formar el grupo?

Félix e Cástor Castro: «Nos iniciamos en el folk creando el grupo asturiano Felpeyu cuando estudiábamos en Salamanca en 1991, junto con Ruma Barbero e Igor Medio. Aquella formación la dejamos al volver a Ourense en 1993, aunque seguimos colaborando con ellos en la actualidad en conciertos y discos. De vuelta, nos centramos más en la música tradicional, recogida, publicaciones sobre Faustino Santalices, la música limiana… y participando en Gomes Mouro y Os Lubicáns como grupos de sonido más tradicional.

Llevamos desde aquella deseando seguir haciendo folk, y muchos de los temas del disco son arreglos que se fueron grabando y madurando en los últimos 25 años. Desde 1998 participamos también con Pancho Álvarez en sus actuaciones y discos, con él conocimos a Álvaro Iglesias y tuvimos actuaciones puntuales como trío con Álvaro. Pero no fue hasta 2018 cuando invitados por la AELG para la gala de los Mestres da Memoria en Lugo decidimos con Xosé Liz hacer el cuarteto y arrancar ya como grupo.

Los cuatro estamos realmente ilusionados con el sonido que conseguimos en esta formación, con la combinación de timbres e instrumentos y los arreglos que estamos presentando».

Álvaro Iglesias: «Creo que el paso de formar el grupo era algo ya predestinado. Llevamos tocando juntos desde hace 24 años y grabando temas prácticamente desde el primer momento. La incorporación de Xosé hace un par de años hizo que nuestro proyecto tomara ya una forma definitiva y lanzara el grupo hacia su profesionalización con este trabajo que ahora presentamos».

 

 

Vuestro nombre, Tor, tiene tres significados: toponímico, geomorfológico y como sufijo protoindoeuropeo. ¿Qué relación hay entre la elección del nombre y el proyecto musical? ¿Y entre el diseño castreño del guerrero con el hombre de Vitruvio de Leonardo da Vinci?

Félix: «En primer lugar buscamos un nombre corto y sonoro, pero que a la vez pudiéramos darle un significado con diversas raíces y orígenes. Tor es un nombre de perro ampliamente repartido por toda Galicia, aparece incluso en los relatos cortos de Antón Tovar [sonrisa]; también fue un apellido noble y tenemos el Pazo de Tor junto a Monforte —de aquella familia provenía la zanfona-órgano que tocó Faustino Santalices—, Tor- es una raíz indoeuropea que significa ‘fortificación en altura’ de la que proviene el término ‘torre’ y demás variantes en las lenguas europeas... También como sufijo, de origen muy antiguo, refiere a la persona que ‘realiza la acción del verbo’ escritor, pintor, autor etc.

Las músicas y los instrumentos actuales son producto de muy variadas y diversas influencias, interpretaciones e incluso de coincidencias: en nuestro grupo confluyen instrumentos clásicos como el contrabajo, tradicionales como la gaita, con otros como la concertina o el acordeón diatónico que nacieron en el siglo XIX como un producto más de la mentalidad de la Revolución Industrial (sistemas mecánicos haciendo música), o el bouzouki del folk atlántico, un instrumento híbrido que nació a partir de la guitarra portuguesa.

En nuestro cuarteto todos los instrumentos tienen una importancia fundamental, los temas de gaita cobran nuevos timbres y significados al ser adaptados e interpretados en instrumentos no habituales. Y teniendo a dos de los mejores flautistas tradicionales de Galicia ¡seguramente en el próximo disco haya también algún duelo de flautas! [risas]».

Cástor: «El diseño del Vitruvio Kallaiko, del artista Paco Boluda, obedece a una filosofía que queremos imbuir también en nuestro proyecto: desde una estética claramente identificable de este rincón nuestro en el mundo, como galaica y gallega, se puede mezclar con otros referentes estéticos y artísticos, desde los diseños de Leonardo da Vinci, el steampunk, el maquinismo, o tantos mundos visuales y conceptuales como podemos ver hoy en día en todo tipo de manifestaciones artísticas.

Todos tenemos, por ejemplo, una imagen del Egipto de los Faraones y las pirámides, que sigue identificando al Egipto actual, conectado a Internet, con móviles, antenas parabólicas, una tecnología y cultura inmersa en el siglo XXI, pero la fuerza visual de su historia sigue representándolos en el presente y es una marca de país.

Para Sarela, mi hija mayor, fue todo un shock darse de cuenta con 12 años que los egipcios de hoy en día no construyen pirámides ni escriben con jeroglíficos, ¡sino que usan los móviles y la informática, andan en coche y ven la televisión! Tal es la fuerza que la impronta de su historia nos deja.

Galicia tiene unos referentes culturales muy potentes (petroglifos, arte kallaika, arte medieval, todo el imaginario mítico gallego) que podemos seguir explotando, desarrollando y mezclando en todo tipo de manifestaciones culturales, artísticas y productos comerciales.

Aplicando esta filosofía al diseño de nuestro primer disco, en él encontraréis los principales símbolos del grupo al Kallaiko de Vitruvio y el nombre de Tor con la tipografía de la lápida fundacional de San Pedro de Rocas (573 d. C.), diseños castreños del Formigueiro-Amoeiro, un póster-regalo con el cronobecho del Doctor Growia artefacto steampunk galaico para viajar en el espacio-tiempo y conocer músicas y tiempos distintos y distantes, ingenio de Paco Boluda».

 

 

¿Qué ventajas e inconvenientes se presentan a la hora de compaginar vuestros proyectos personales (o en los de otros músicos) con vuestra participación en Tor?

Félix: «Para mí y para Cástor este es nuestro proyecto musical prioritario. Tenemos otras formaciones como Os Lubicáns, quinteto tradicional, donde explotamos intensivamente el repertorio de gaita de los viejos gaiteros ourensanos, que tiene más bien otro tipo de públicos y espacios, que compagina muy bien con Tor».

Álvaro: «El mayor inconveniente que creemos que puede tener trabajar en varios proyectos simultáneamente es la gestión de ese ‘exceso de trabajo’ que siempre se presenta en varios momentos del año. Por lo demás, tener la suerte de poder trabajar en proyectos que, en la mayoría de los casos, son muy diferentes entre ellos es tremendamente enriquecedor en muchísimos aspectos, sobre todo cuando nunca queremos de dejar de aprender. Es algo que te hace crecer no solamente como músico, sino también como persona».

 

A la hora de poner en marcha un proyecto de estas características, uno intenta buscar inspiración en otros grupos dentro del panorama musical. Para vosotros, ¿existe alguna influencia que os marcase especialmente? ¿Qué inspira vuestra música?

Cástor: «Todos tenemos influencias muy diversas. En nuestro caso, Félix y yo nos iniciamos en Felpeyu, somos felpellos en excedencia, y de aquella teníamos como inspiración a Llan de Cubel, Milladoiro, Bothy Band, Kornog, Tannahill Weavers, La Musgaña… Grupos que incluso gente de las generaciones más jóvenes de folquies no conocen [sonrisa]. Hoy en día bandas como Felpeyu y Llan de Cubel ya son por sí mismos referentes consolidados.

A pesar de todo, las melodías son esencialmente tradicionales, de cosecha, al estilo de los viejos gaiteros, bailables, pero como siempre vistas desde nuestra visión y concepción de la música, con arreglos acústicos de cuerda y con diversos niveles de lectura, o de escucha».

 

 

En vuestro dosier incluís que vuestro objetivo fue y es estudiar la manera de tocar de los viejos gaiteros de los que bebe la música actual, especialmente los que son del interior. ¿Tenéis especial predilección por alguno? ¿Por cuáles? ¿Por qué especialmente los del interior?

Cástor e Félix: «Nosotros nos iniciamos en la música tradicional y folk de manera autodidacta. En los 90, nosotros pensábamos que ya estaba todo recogido en los cancioneros... Cuando volvimos a Ourense y empezamos a recoger en A Limia, nos dimos cuenta de que había un mundo, formas de tocar y repertorios que no aparecían en los cancioneros ni en las cintas de cuartetos tradicionales. Las primeras grabaciones comerciales (coros, cuartetos...) aparecen en ambientes urbanos, de grupos profesionales o semiprofesionales, pero muchos gaiteros tradicionales nunca habían hecho ese tipo de grabaciones. La primera cinta comercial de un gaitero ourensano más allá de los gaiteros vinculados a coros fue la que publicaron los Gaiteiros de Ponte Vella en 1993 con temas de Paco de Escornabois.

Con los que más trato tuvimos de nuestros referentes fueron Paco de Escornabois, Emilio do Pando, Faustino Luis Seoane, del Canizo, y los gaiteros de Vilar, entre otros.

Otros gaiteros nos enamoraron por las grabaciones de campo de otros investigadores, como José Ramón González de Vilaquinte, del que grabamos varios temas en el disco.

Nosotros dos tiramos más por el estilo del interior por la proximidad geográfica, que fue de quien aprendimos, y para mostrar también otras maneras de interpretar. Consideramos que otros toques tradicionales de Pontevedra y A Coruña cuentan con grandes figuras, como Ricardo Portela, los Areeiras, los Campaneiros, Paradela, los Morenos de Lavadores, y han dejado una fuerte impronta en los grupos tradicionales y folk posteriores, pero hay repertorios (de A Limia, Frieiras, Ancares, Fonsagrada) que no tuvieron tanta presenta en las generaciones actuales».

 

 

En el campo de la recogida, las flautas de madera y el acordeón diatónico son quizás instrumentos que quedaron más en un segundo plano. ¿Cómo fue esa labor y trabajo con los informantes? ¿Fue complicado encontrar fuentes?

Cástor: «Nuestro campo de recogida ha sido principalmente la música instrumental (gaita, acordeón, flauta, clarinete) o los ciegos músicos, y menos, por ejemplo, el canto y pandereta. Dentro de estos instrumentos, la flauta aparece muchas veces como un instrumento en el que los gaiteros se iniciaron en la música, pero no quedaron muchos músicos tradicionales que se enfocasen en la flauta como su instrumento principal; también en el caso del acordeón diatónico, aunque en muchas aldeas cuentan que se tocó, quedaron pocos que pudiésemos entrevistar directamente o, en ocasiones, encontramos fuentes indirectas: hijos/as o nietos/as que todavía recuerdan y cantan las melodías que oyeron de ellos.

El ámbito geográfico en el que más buscamos fue en Lugo y Ourense y encontramos un número suficiente de informantes que nos dio una idea de la técnica y repertorio, pero seguro que quedan bastantes por conocer en otras áreas.

En el último número de la revista Aturuxo de la Asociación de Giteiros Galegos podéis ver un pequeño artículo sobre los flautistas que recogí en Galicia».

 

Durante vuestro trabajo de investigación suponemos que encontraríais historias relacionadas con nuestra cultura gallega y nuestras raíces. ¿Cuál pensáis que es la pieza de música más antigua que encontrasteis? ¿Hay alguna historia específica detrás de estas canciones que os llamase especialmente la atención?

Félix: «Esta respuesta es muy difícil, muchas piezas es imposible datarlas. Hay motivos musicales que se van sucediendo de unos músicos a otros por imitación, pero la verdad es que no hemos analizado su antigüedad.

Todas las músicas tienen una historia de vida detrás, de personas, comunidades que conservaron nuestra cultura y música».

Cástor: «Una de las más impresionantes fue la de los gaiteros de Vilar. Los jóvenes de Vilar hicieron los aros de un bombo y de una caja con el fuselaje de un bombardero canadiense que se estrelló en las montañas de Vilar, en la frontera con Portugal, una fría noche del 2 de febrero de 1944, a finales de la Segunda Guerra Mundial; hubo explosiones durante toda la noche en lo alto de la sierra. Por la mañana los vecinos subieron al monte con carros y bajaron los restos que pudieron aprovechar; nos reforzaron puertas de palleiros con las chapas... de allí a unas semanas vinieron chatarreros pagando bien por los restos y se llevaron casi todo, pero la juventud de Vilar dispuso durante muchos años de instrumentos de música reciclados con un material ultraligero, tecnología punta norteamericana. ¡Nosotros mismos todavía encontramos trozos del fuselaje cuando fuimos en 2009 a visitar la zona del accidente!».

 

 

Después de tantos años trabajando juntos sin publicar disco, a principio de julio lanzasteis TOR (Inquedanzas Sonoras, 2020), compuesto de 11 piezas, dos de ellas grabadas en directo, en su mayoría versiones propias sobre temas tradicionales. ¿Qué os empujó a dar el salto discográfico? ¿Cómo escogisteis esos temas?

Cástor e Félix: «Una parte de los temas llevaba más de una década gravada por Álvaro, Cástor e Félix, pendiente de completar algún arreglo. Sacar esta grabación adelante fue más una necesidad vital: desoxidarla y publicarla para que no se perdiese; no fue un disco para el que nos sentamos los cuatro a elegir un repertorio concreto para hacerlo. También tuvimos que repensar como enfocar el directo (muchos temas los grabamos duplicando instrumentos), lo que conseguimos con la formidable incorporación de Xosé Liz en el bouzouki; y el toque final en el disco lo conseguimos cuando Xosé grabó también las cuerdas en varios temas, como ‘Carolina’ y ‘Valses’, e incorporando dos temas más del cuarteto en directo. También colaboraron los reconocidos músicos Pancho Álvarez al violín, y Ángel Ruiz al banyo.

Este disco pretende ser realmente la carta de presentación de Tor, con una manera de entender nuestra música, y el punto de inicio de mucha más creatividad en próximos trabajos.

Por cierto, hemos pensado en poner en la página web del grupo un apartado de fuentes musicales donde iremos subiendo los materiales de recogida de donde proviene cada tema, para quien quiera curiosear sobre nuestro proceso creativo».

 

Dentro de vuestro repertorio podemos encontrar una gran variedad de ritmos gallegos; unos más ágiles y otros más pausados. ¿Sois de jotas y muñeiras o, por el contrario, preferís los alalás y las alboradas?

Félix: «La alternancia de ritmos es una necesidad. Nos gusta de todo, pero desde la mentalidad del músico tradicional los temas bailables y con ritmo son una prioridad. Después para descansar las orejas y promover otro tipo de emociones, los alalás, cantos de ronda, arrurrús... y temas melancólicos son ideales».

Álvaro: «De hecho, estamos trabajando en la banda sonora para la película Luarada de Zinemusik —sobre la vida del hombre lobo de Esgos, Manuel Blanco Romasanta— y estamos presentando en los conciertos un set que hicimos de alalás que funciona de maravilla [sonrisa]».

 

Habéis compartido escenario con el reconocido gaitero Faustino Luis Seoane en varias ocasiones, una de las más recientes a principios de 2020. ¿Cómo es la experiencia de tocar junto a él?

Cástor: «Los músicos que nos preceden tienen un sentido especial da música, cómo se interpreta, dónde, historias de vida e incluso léxico y terminologías sobre la música que hacen. Por ejemplo, Faustino Luis Seoane le llama hacer la duada, una palabra preciosa, a tocar por terceras en el dúo de gaitas. Te cuentan cientos de anécdotas sobre cada tema, sobre la construcción del instrumento, sobre la vida de antes. Compartir tantos momentos, conversar, tocar a la vez que ellos, es una experiencia riquísima y única».

Félix: «Tocar junto a ellos, en el Carnaval, en las reuniones, fiestas, romerías... uno llega a percibir el tiempo diferente de la música que tienen, cuando se hacen arreglos para bailar; brotan unas emociones difícilmente descriptibles. Hay muchas cosas que nos unen sentimentalmente, tanto encima como, especialmente, fuera de los escenarios. Como decía Paco de Escornabois, ‘somos compañeros en la música’».

 

 

Tras el estado de emergencia sanitaria provocada por la COVID-19, ¿cómo estáis afrontando la vuelta a los escenarios en un futuro próximo?

Álvaro: «Pues con una incertidumbre algo inquietante, y eso que estamos más que acostumbrados en este trabajo a cierta «inseguridad», pero esto es un poco diferente, intentando adaptarnos a un elemento ajeno que va cambiando continuamente de costumbres y formas y que hace que no sepas que será de nosotros las semanas que vienen por delante. Se hace muy incómodo, la verdad, pero no dejas de trabajar con la misma intensidad por esta nueva realidad que ahora nos toca.

Pensamos que la situación irá cayendo a su estado natural muy lentamente, y queremos pensar que hemos aprendido muchas cosas de eso. Es nuestra esperanza; ojalá que sí».

Félix: «La vuelta a los escenarios evidentemente tiene que ser con mucha precaución y sentidiño. El verano de 2019, nosotros como Tor no llegamos a cerrar ningún concierto y, sin embargo, este año ya tenemos confirmadas fechas de julio a septiembre.

Para formaciones pequeñas como la nuestra quizás sea más fácil continuar con la actividad para los programadores, que tienen que trabajar con un aforo muy contenido y espacios acotados, con medidas de seguridad y costes de organización muy ajustados».

Xosé Liz: «Ojalá que la situación se normalice realmente, a nivel de pequeñas y grandes formaciones, y también el ámbito de la docencia musical».

Cástor: «Pero también toda la situación vivida debería hacernos repensar para qué queremos la música y la cultura, y primar la cultura y la música más directa, y de proximidad».

 

En la actualidad, ¿qué artista o grupo gallego nos recomendaríais? ¿Algún favorito que deberíamos conocer?

Álvaro: «Desde hace unos años, está habiendo un pequeño resurgimiento en nuestra música en prácticamente todos los ámbitos, pero especialmente en el folk gallego. Recomendaría nuestra Orquesta Folk de Galicia SonDeSeu con ya cinco trabajos discográficos bandas como Caldo, Ghaveta, o yéndonos a otros estilos interpretativos Xisco Feijoó, Xabier Díaz o Davide Salvado.

Ya veis lo difícil que puede ser recomendar o tener de favorito a alguien en concreto hoy en día en Galicia con la tremenda calidad y variedad que tenemos en este momento, lo cual es sumamente importante y vital para nuestra música y del que seguro que estamos y estaremos siempre muy orgullosos».

Cástor: «Yo realmente considero proyectos absolutamente innovadores y únicos el de Xosé Liz en "O Cantar dos Frautares" y el de Álvaro Iglesias en "Alma", y también su grupo Entre Trastes, que me encanta».

Xosé: «Si parece que está apareciendo un pequeño resurgimiento musical, que contrasta con la pésima situación en lo que se refiere a la industria musical, aun así, tenemos hoy nuevas formaciones que nos parecen muy interesantes como Aliboria o Caldo que van desde lo más tradicional hasta el neofolk más de vanguardia».

 

Si abriésemos vuestra cuenta de Spotify, ¿qué escucharíamos? 100% Sinceridad – 0% Vergüenza.

Cástor: «Yo no tengo cuenta de Spotify, de hecho, entré estos meses un par de veces para aprender cómo funcionaba [risas]. Escuché allí algún concierto en directo de Leonard Cohen, y también busqué los últimos discos de los Tannahill Weavers, Altan…. para conocer sus últimos trabajos. Sigo escuchando CDs físicos de los clásicos del folk, de los amigos, o bien grabaciones de recogida para seguir trabajando en los arreglos ¡la cabeza no para!».

Álvaro: «Siempre escuchamos todo tipo de música en casa, aunque últimamente son mis hijas y mi mujer las que más escuchan Spotify. Tenemos desde música gallega de todas las épocas (Na Lúa, Milladoiro, Berrogüetto, Carlos Núñez) hasta pop o rock (Dire Straits, Sting, Siniestro Total, Bon Jovi), bandas sonoras de las últimas películas de Disney o música portuguesa de la mano de Mariza o Amalia Rodrigues, por ejemplo. ¡Buena música, vamos!».

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